tag:blogger.com,1999:blog-24785697616456830602023-12-10T02:28:35.647+01:00Una piedra en el caminoAmeliahttp://www.blogger.com/profile/07257081778598532225noreply@blogger.comBlogger21125tag:blogger.com,1999:blog-2478569761645683060.post-37052870411318374652018-10-29T20:04:00.001+01:002018-10-29T20:04:43.873+01:00Starman<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe width="320" height="266" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/RpLw8VW-R7I/0.jpg" src="https://www.youtube.com/embed/RpLw8VW-R7I?feature=player_embedded" frameborder="0" allowfullscreen></iframe></div>
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<span style="color: #660000; font-size: large;"><b>Es agradable cuando nos reunimos al final de la jornada.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b>Nos juntamos en una de las antiguas estaciones de metro, una de esas que están llenas de fantasmas. Somos tan pocos que con unos metros de andén nos vale. Nos sentamos alrededor de una linterna grande, comentamos la marcha de la cosecha en los invernaderos. disparamos de vez en cuando a alguna rata despistada que cruza los railes y planeamos empresas comunitarias, como limpiar los tragaluces para que nuestra vida subterránea no pierda del todo el contacto con el sol.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b>La reunión nocturna es nuestra única distracción. A la superficie no subimos nunca. Todavía no nos atrevemos, aunque ya llevamos bajo tierra más de cincuenta años y, quién sabe, puede que la atmósfera haya empezado a limpiarse. </b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b>Para empezar la velada solemos escuchar música en un cacharro ruinoso. Casi siempre a Bowie. No sé por qué nos gusta tanto Bowie, sobre todo Starman, que ha llegado a ser el himno de nuestra pequeña comunidad. Creo que la canción nos recuerda a los que se marcharon. Sospecho que deseamos más que nada que haya un hombre de las estrellas esperando en el cielo, alguien a quien le gustaría encontrarse con nosotros.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b>Los que se marcharon simplemente despegaron un día en más de diez mil naves, Nos dejaron aquí, sin apenas huella de ellos en nuestro recuerdo, sólo una remota esperanza de retorno futuro. La certeza, parecida a una fe religiosa, de que vendrán a buscarnos y nos transportarán a un planeta soleado donde viviremos respirando aire libre.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b>Después de la música comentamos noticias. El hombre pelirrojo (todos, incluso él, hemos olvidado su nombre) cuenta que ha oído claramente un estruendo de maquinaria procedente de la superficie. </b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b>-¿Serán los que se marcharon haciendo aterrizar su nave?-pregunto yo-¿Será que ya vienen a buscarnos?</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b>-De eso nada-contesta la mujer más vieja del grupo, malhumorada-No es más que el ruido de los terremotos. No hay nadie ahí arriba, nadie en absoluto. </b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b>Entonces se produce un largo silencio, lleno de frío. La luz de la linterna languidece. Algo nos muerde por dentro y nos miramos de reojo sin decir palabra, como si guardáramos un gran secreto. Luego, todos a la vez, pensamos en el buen Starman de nuevo, y en el gran deseo que tiene de venir a saludarnos. </b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b>El guardián del almacén nos reparte en ese momento las pastillas. Nos retiramos a dormir a nuestra madriguera. Soñamos con mares y con cielos limpios, con praderas de hierba y con amaneceres. Esto es todo lo que lograremos tener, aun dormidos lo sabemos. </b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b>Acaso alguien llegaría a afirmar que somos infelices, pero nosotros, en lo profundo del sueño, ya no podemos oir nada.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<br />Ameliahttp://www.blogger.com/profile/07257081778598532225noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2478569761645683060.post-12210436556306050452018-09-08T16:38:00.000+02:002018-09-08T16:38:25.800+02:00Columpio<span style="color: #990000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjz_VZ0MEMnhFy26YwuF7AiscHRvOPNOP02hggzCYy9iaaEB9aIoLAlwZ3pb4lu5EtwhHJ_SG5UmTPaw_Y1mlmxpc0MZK84RgDPpZoR2ca519ZGF6IKFeRu8q3_SPzo0a3JJN6IoQtAhsw/s1600/23405829_10212253970197448_4306001842620806178_o.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1390" data-original-width="1366" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjz_VZ0MEMnhFy26YwuF7AiscHRvOPNOP02hggzCYy9iaaEB9aIoLAlwZ3pb4lu5EtwhHJ_SG5UmTPaw_Y1mlmxpc0MZK84RgDPpZoR2ca519ZGF6IKFeRu8q3_SPzo0a3JJN6IoQtAhsw/s320/23405829_10212253970197448_4306001842620806178_o.jpg" width="314" /></a></div>
<span style="color: #990000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #990000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #990000; font-size: large;"><b>He viajado a otra dimensión desde el columpio del jardín.</b></span><br />
<span style="color: #990000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #990000; font-size: large;"><b> Resulta que el mundo de ese otro lado es muy parecido a éste, aunque con algunas incongruencias: por ejemplo, está desaconsejada la miel en las tostadas, ya que actúa como un pegamento para la garganta que impide expresarse con elocuencia en los debates. Tampoco se permite mirar al horizonte más de cinco minutos seguidos: es para no fomentar la melancolía ni la añoranza de otros mundos o de otros tiempos. En cambio, se recomienda muy vivamente hacer el pino en las esquinas de los bulevares porque relaja el estrés del centro de la ciudad y además favorece la circulación sanguínea.</b></span><br />
<span style="color: #990000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #990000; font-size: large;"><b>En la otra dimensión, mi abuelo no empuja el columpio como en ésta. No puede, sufre una inmovilidad perpetua de su brazo, consecuencia de una herida de cierta guerra que en este lado nunca existió. Sentado en una butaca, dibuja con su garrota formas geométricas en la tierra y me mira sólo de vez en cuando. Es una persona mucho más silenciosa que mi abuelo habitual y parece meditar en secretos muy profundos sobre los que no me atrevo a preguntarle.</b></span><br />
<span style="color: #990000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #990000; font-size: large;"><b>A mí me apetece quedarme en el otro lado una temporada, o una tarde entera. Sólo que empiezo a marearme porque estoy como atrapado dentro de mí mismo, igual que si me hubieran doblado y me hubieran metido en una funda que es mi otro yo. La sensación es molesta, de encierro y de inmovilidad, y eso que no he dejado de columpiarme ni un solo segundo.</b></span><br />
<span style="color: #990000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #990000; font-size: large;"><b>No resisto mucho rato. Cierro los ojos, me concentro con fuerza en el balanceo y vuelvo a mi dimensión de siempre mediante un golpe de columpio que empiezo yo, pero que, ya en este lado, frena mi abuelo.</b></span><br />
<span style="color: #990000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #990000; font-size: large;"><b>-¡Eh!-le oigo gritar-¡No tan fuerte, que te vas a caer!</b></span><br />
<span style="color: #990000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #990000; font-size: large;"><b>Luego me comenta que, durante un brevísimo instante, le ha parecido que el columpio no pesaba nada, como si no hubiera ningún niño sobre él. </b></span><br />
<span style="color: #990000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #990000; font-size: large;"><b>Yo me río a carcajadas. ¿Cómo es posible que no se entere de lo que pasa en su propio jardín? Yo no voy a olvidarlo nunca, ni siquiera cuando sea muy viejo y empuje a mi nieto en el balancín. </b></span><br />
<span style="color: #990000; font-size: large;"><b>O al menos eso creo, puede que dentro de unos minutos no recuerde nada, como sucede con algunos sueños.</b></span><br />
<span style="color: #990000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #990000; font-size: large;"><b>En la mesa hay tostadas con miel. Es la hora de la merienda.</b></span><br />
<div>
<br /></div>
Ameliahttp://www.blogger.com/profile/07257081778598532225noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2478569761645683060.post-73358253754477677052018-03-19T14:54:00.001+01:002018-03-19T14:54:28.800+01:00El Vizconde Sigfrido<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi_PuCSRb8NtpHc8gw3GwbAU6XpBMxUns81F0RfUp0LlOlOExtX_iHAOMtlK4Q-QF2ygo3h3Xg_gOqFxeZlbesP0rwWyA1QuTvLZg2_CoQbWS0oRCoBbroDdZVyxmQmrdtQAHVpmuO3jJo/s1600/9057765417_17b454cd35_o.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1199" data-original-width="1600" height="239" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi_PuCSRb8NtpHc8gw3GwbAU6XpBMxUns81F0RfUp0LlOlOExtX_iHAOMtlK4Q-QF2ygo3h3Xg_gOqFxeZlbesP0rwWyA1QuTvLZg2_CoQbWS0oRCoBbroDdZVyxmQmrdtQAHVpmuO3jJo/s320/9057765417_17b454cd35_o.jpg" width="320" /></a></div>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> El vizconde Sigfrido guarda una moneda de cinco duros en su calcetín menos remendado. Luego se enfunda el calcetín en el pie izquierdo y hace lo propio con otro de diferente color en el derecho.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> A ambos los tapa con unas botas que ha robado hace media hora a un senderista, un joven incauto que dormía la siesta descalzo bajo los pinos, en la ladera cercana. </b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> Como Sigfrido no es ningún desalmado, antes de que el excursionista se despierte ha corrido a rebuscar en la mansión unas viejas zapatillas de papá y las ha depositado con sumo afecto en el lugar de las botas. "No vaya a ser, se dice, que este buen muchacho coja una infección por volver a su casa descalzo".</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> El vizconde nota con regocijo la monedita de cinco duros en la planta del pie. Se la cogió ayer del bolsillo a la vecina, doña Hermelinda, mientras la señora se volvía con dificultad a mirar la hora en el reloj de la torre. Con ella, Sigfrido bajará al estanco del pueblo y se comprará tabaco para la pipa, aunque sea un paquete pequeño, no importa. Lo que cuenta es que volverá a sentirse como lo que es, un caballero noble de rancio abolengo fumando su aromática cachimba, bien repantingado en el butacón de la sala.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> El vizconde Sigfrido recuerda haber sido siempre pobre como una rata. A duras penas cubre sus necesidades básicas vendiendo chatarra de la mansión familiar, afanando minucias en el pueblo y, últimamente, cobrando un pequeño alquiler a una tribu de titiriteros alojados en el piso de arriba. </b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> Papá y Mamá, en cambio, sí que habían nadado en la abundancia. Disponían de chacha y mayordomo y veraneban en Biarritz. Trabajar, lo que se dice trabajar no trabajaron jamás, ni tan siquiera habían movido un dedo más allá del gesto de tocar la campanilla para llamar al servicio y pedir el té de las cinco. Así que, no mucho después de que Sigfrido llegara al mundo entre sábanas de algodón egipcio, desapareció para siempre el último céntimo en las arcas familiares.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> Mamá no tardó demasiado en levantar el vuelo. Se escapó una noche de tormenta con cierto viajante que vendía enciclopedias de puerta en puerta, un señor de gran belleza que dejaba embobadas a damas y plebeyas con el aleteo de sus pestañas y su labia incomparable. De Mamá nunca más se supo. Sólo quedó en la atmósfera de la mansión el eco fantasmal de su perfume francés y el vuelo de sus encajes, perceptible a través de ciertos contraluces en las tardes de verano.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> En cuanto a Papá, muy abatido, profesó como religioso en el cercano monasterio de la Santísima Parra. A él sí que acudía a visitarle periódicamente Sigfrido, y se llevaba para casa buenas lonchas de mortadela junto con algunos dulces convetuales mordidos.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> Sigfrido jamás los echó de menos. Sobre todo ahora, con los titiriteros de huéspedes, con sus pasos llenando de vida el entarimado de arriba y sus prácticas de acrobacias en el jardín.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> "Con titiriteros de inquilinos, ¿quién necesita a progenitores cursis?", se pregunta el vizconde, mientras se dispone a salir y se atusa en el espejo rajado de la entrada.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> Al abrir la puerta del caserón, se topa de frente con el montañero de antes. LLeva las zapatillas y le mira con impertinencia los pies.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> -¡Oiga! ¡Haga el favor de devolverme mis botas o le denuncio ahora mismo a la guardia civil!</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> -¡Joven, por favor!-se indigna Sigfrido-¿qué modales son esos? Es verdad, es verdad, confieso que yo tengo sus botas, pero no ha sido un hurto por vicio, sino por tradición familiar, amén de para prevenir los sabañones. A cambio le he dejado esas zapatilllas de pana de primerísima calidad. ¿De qué se queja?</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> El joven, estupefacto, se pone como un tomate y aprieta los puños con rabia. No sabe qué decir a tanta desfachatez. En un momento se distrae mirando a uno de los titiriteros que baja enroscado por el tubo del desagüe y Sigfrido aprovecha para darle con la puerta en las narices.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> -¡Vuelva usted mañana!-le grita el vizconde desde el interior-¡Hoy tengo la agenda apretadísima!</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> El excursionista piensa en emprenderla a patadas con la puerta, pero poco efecto causarán las pantuflas en un portón de madera maciza. Entonces se deja caer bajo el arco de piedra.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> -¡Pues voy a quedarme aquí sentado hasta que me abra!-exclama furibundo.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> -Oiga, no es por nada-interviene el titiritero mirándole cabeza abajo con conmiseración-, pero a lo mejor le va a coger un relente antes de que le abran.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> -¡No me importa! Y si se hace de noche llamo al cuartelillo, que quede claro.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> Mientras tanto, Sigfrido sale con calma por la puerta trasera y se encamina al estanco del pueblo. "La estanquera me quiere bien, yo creo que hasta me desea, se dice. Seguro que le saco una petaca entera por los cinco duros. A la vuelta me hago con la comida del gato de doña Hermelinda y apañamos de proteína la cena de hoy." </b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> Y todo sale a pedir de boca, excepto que al regreso mira por la ventana del salón y el montañero continúa sentado en el escalón de la puerta.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> Al vizconde le escandaliza tal insistencia.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> -Pero hombre, ¿no desiste usted? Mire que va a perder el último tren para Madrid.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> -¡De ninguna manera! Yo quiero mis botas. No pienso volverme en pantuflas como un imbécil.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> -Está bien, está bien. Si se trata de un asunto de honor, hablamos el mismo idioma. Le abriré ahora, pero, eso sí, no se imagine que le voy a devolver sus botas. Si acaso le regalaré unos náuticos de cuando Papá navegaba en yate.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> Sigfrido abre la puerta. El joven parece ahora más abatido que indignado. Aún intenta resultar amenazador, pero ya sin convicción ni energías. Le puede el agotamiento.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> -O me devuelve ahora mismo mis botas o le calzo una hostia que le visto de espantapájaros-murmura.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> -Venga, venga, no se altere. Mire detrás de mí, a la escalera principal. ¿A que ahora mismo está poblada por unas curiosas criaturas? Son mis inquilinos. Ellos dicen que son titiriteros, satimbanquis, pero yo no sé si creerles del todo. Incluso para títeres son demasiado flexibles y además creo que nunca duermen. De cualquier manera, me tienen ley porque les doy cobijo por cuatro perras. Si me agrede, ellos darán testimonio de su felonía ante Dios y ante los hombres.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> -Pero bueno, ¿me quiere decir para qué quiere mis botas? Posee usted una mansión, véndala y se compra mil pares mejores. Yo sólo tengo estas, o las tenía, Y las necesito para subir a la sierra, mi única pasión desde que me abandonó Eleonora.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> -Vaya, cuánto lo siento. Así que pena usted de amores. Pero pase y siéntese, reláteme sus cuitas con detalle. ¿Qué prisa tiene? Esta noche ceno un paté delicioso, de alta gama. Le invito. Cenaremos, fumaremos unas pipas y me referirá su historia. Eso sí, tendrá que dormir en la habitación del fantasma, las demás no se encuentran presentables porque tengo al servicio de vacaciones en Benidorm. Pero de las botas olvídese, ¿eh? Son mi botín legítimo ¿Cómo es su gracia? La mía es Sigfrido, pero puede llamarme excelencia porque soy vizconde ¿Me lo había notado en el gusto por lo ajeno? ¡Claro! ¿Ve como no hay que ponerse becerro? Venga, siéntese en ese taburete, que yo me apoltrono en el sillón de orejas y le escucho ¿Cómo es Eleonora? ¿Es una dama de belleza sin par?</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> -En realidad no. Es del montón, pero me atrajo de ella una circunstancia insólita, y es que posee un piso en propiedad y libre de cargas. Me interesó principalmente por eso, lo que pasa es que luego la cosa se fue enredando. Y es que Eleonora resultó ser una bomba en la cama. Cuando me quise dar cuenta estaba enamorado de ella hasta las trancas. Muy mal hecho, porque a la vez ella empezó a desenamorarse. La historia duró tres meses, al final de los cuales me devolvió a casa de mi abuela, mi domicilio habitual. Entonces me compré las botas y empecé a subir a la montaña, sobre todo para dormir la siesta ¿Sabía usted que esos pinos de ahí al lado expulsan en ciertos días y horas una sustancia psicotrópica? ¡Y gratis! Cuando me ha robado su excelencia, yo estaba soñando que era el Sultán de Brunei en su harén. Todas las odaliscas se disputaban mis favores y todas tenía la cara de Eleonora.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> -Asombroso-responde Sigfrido tras un meditabundo silencio-.Lo de los pinos lo sabía, por supuesto, Lo que me pasma es que siga usted añorando a Eleonora cuando le ha largado a usted con su abuela y se ha quedado tan ancha.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> -Es cosa del amor, excelencia. No puedo evitarlo.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> -Pues haga un poder, hombre de Dios. Mire, a mí me abandonaron mis padres en la juventud más tierna y casi le digo que me alegro, porque son dos majaderos de tomo y lomo. La una se fue de viajanta y el otro de fraile ¿Cree usted que me acuerdo de sus caras? Bueno, de la de mi padre sí porque me da mortadela, lo cual es un estímulo importante para la memoria. Por lo demás, tenga por seguro que me importan un pito.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> -¿Novia o esposa no tiene su excelencia?</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> -No de momento, pero no lo descarto. La estanquera me hace ojitos y me vende la petaca de tabaco por cinco duros, pero, claro, carece de antepasados y de alcurnia. Usted no conocerá alguna marquesa, condesa, duquesa, incluso baronesa en edad de merecer, ¿verdad?</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> -No, lo siento. Yo es que vivo en Usera y no se ven muchas aristócratas por allí.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> -Vaya, pues nada, termínese el paté, que no me come usted nada. ¿A que está riquísimo?</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> -Sí que está rico, sí. Bueno, ¿no hay manera entonces de que me devuelva mis botas? Le advierto que por muy bien que me caiga su excelencia, no dudaré en acudir a la guardia civil. Al César lo que es del César.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> -Vaya perra ha cogido con las botas, hijo mío. ¿Pues no le estoy diciendo que le voy a regalar a cambio unos náuticos de Papá? No se lo he dicho antes, pero son italianos y fabricados a mano ¡Ah, amigo, veo que le va cambiando la cara! Y encima están casi nuevos. Papá acababa de comprarlos cuando los acreedores le expropiaron el yate, fíjese si hay que ser tonto. Tenga, puede venderlos y se saca unos dineros, pero deme el capricho de las botas, hombre. Tenga presente que mis antepasados tomaron Jerusalén en la Cuarta Cruzada, y allí saquearon todo lo saqueable. Desde entonces llevamos en los genes el apropiarnos de lo ajeno.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> -¡Está bien, me rindo! Venga, me marcho, que pierdo el último tren. Otro día me quedo a dormir en el cuarto del fantasma. </b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> Cuando el joven se aleja con sus náuticos, Sigfrido se queda quieto un momento junto a la puerta. Luego le saluda de lejos con la mano y, tras cerrar la mansión, se vuelve a mirar a los titiriteros sentados en la gran escalinata.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> -Menos mal que la criatura no discierne-les dice-. Le acabo de colocar los zapatos de plástico que le robé a un veraneante el año pasado. Tan contento que se va el muchacho. Un buen chico, no lo duden ustedes. Un poco interesado, pero es el signo de los tiempos. En fin, suban de una vez a acostarse, si es que ustedes se acuestan, que tengo mis dudas. Yo voy a quedarme aquí un rato con mi sillón y mi pipa. Les deseo que pasen buena noche.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> El vizconde, arrellanado en el butacón y envuelto en humo transparente, escucha los rumores de la mansión, su hogar plagado de fantasmas, de perfumes antiguos, de acrobacias imposibles y de velos de encaje de mentira.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> -La felicidad se parece mucho a esto-murmura.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> Y se va quedando dormido, mientras, sobre su cabeza, los saltimbanquis repiquetean esbozando una danza nueva.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe width="320" height="266" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/Vdmn_TIvHDw/0.jpg" src="https://www.youtube.com/embed/Vdmn_TIvHDw?feature=player_embedded" frameborder="0" allowfullscreen></iframe></div>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<br />Ameliahttp://www.blogger.com/profile/07257081778598532225noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2478569761645683060.post-33802135482703964942018-03-09T00:13:00.000+01:002018-03-09T00:18:24.698+01:00El Estanque<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpx8bR3O_-cHEruH4oaxXrsbcIvbtfxwzZA_53360BdK-XYAdrjwGVbmxdyZIZsTOlQ9Xw1ot412GQD1gSRtEXx5J9wmf-foc3r9-TLujzRmd-w4bgUue4tUH1P4myw0HL5l0VMQZGNvk/s1600/401164_2728738170673_1856852349_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="468" data-original-width="758" height="197" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpx8bR3O_-cHEruH4oaxXrsbcIvbtfxwzZA_53360BdK-XYAdrjwGVbmxdyZIZsTOlQ9Xw1ot412GQD1gSRtEXx5J9wmf-foc3r9-TLujzRmd-w4bgUue4tUH1P4myw0HL5l0VMQZGNvk/s320/401164_2728738170673_1856852349_n.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b>Se apagaron los fuegos y hoy, por fin, puedo volver a sentarme en la orilla del estanque.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b>El estanque de los peces de colores.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b>Debería ser verano. Me comería un helado como en los viejos tiempos, o me bebería una limonada, pero no hay ni una cosa ni la otra. Tampoco hay verano.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b>Antes de la guerra yo descansaba aquí. En este jardín me aislaba del mundo durante largas horas. Escuchaba a las cigarras hasta que caía la noche, esperaba a que la luna se reflejara en el agua quieta y, tras estirarme con el placer de un gato, me iba a dormir.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b>Era un jardín bien cuidado, con los setos muy altos para convertir en secreta cualquier historia que sucediera en él. En el centro, como en el corazón del mundo, el estanque cobijaba a los peces de tres colores: los azules, los dorados y los verdes, que brillaban en la oscuridad. Yo los observaba y me dejaba hipnotizar por ellos, y me pregunté a menudo si me morderian los dedos cuando los introdujera en el agua. Nunca lo hice. La pregunta se quedó sin respuesta durante muchos años.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b>Ahora todo me parece muy viejo. El suelo de tierra negra que me rodea aparece cubierto de ramas secas, algunas podridas, todas tronchadas por los huracanes. Los proyectiles han deformado los rosales hasta convertirlos en espinos metálicos. No se escucha un sólo canto de cigarra en cien kilómetros a la redonda. El mundo exterior ha derrotado a los setos y ya únicamente la soledad consigue preservar el secreto de este lugar.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b>Los peces sí, ellos se mueven, viven y brillan, porque siempre fueron de una naturaleza extraña, o tal vez por la magia de un agua en el que se han reflejado tantas lunas. Me siento en la orilla como entonces (qué bueno, qué milagrosamente bueno poder estar aquí a pesar del cansancio, a pesar del silencio y la ruina) y observo con atención su danza entre las pequeñas ondas transparentes. Es el momento de tomar una decisión, pero no seré yo quien la tome.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b>Voy a respirar hondo y a sumergir los dedos. Si los peces me muerden, significará que todo ha terminado y me acurrucaré entre los hierbajos esperando a que, por sí sola o porque alguien cruce la valla ruinosa y dispare, me alcance la muerte. </b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b>Si no me muerden, sencillamente aguardaré a la mañana en la misma postura, enroscado en un rincón, tal vez a salvo de todos los monstruos reales e irreales.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b>Pase lo que pase, ya estoy en casa. Soñaré, seguro que soñaré y de alguna manera volverá a ser verano.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b> ___________</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/lS-af9Q-zvQ/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/lS-af9Q-zvQ?feature=player_embedded" width="320"></iframe></div>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>Ameliahttp://www.blogger.com/profile/07257081778598532225noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2478569761645683060.post-17164738421691747762018-01-15T13:59:00.003+01:002018-01-15T14:02:59.599+01:00Inspiración<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUESDDaZs_0D3T0ti-mXRRs_r185x1q8wTR3XRH_muLd4TLMl1P-ZkRrgvzsBg55E-Oyf2LmQIpxMX6DnfgQpMKpC5yRPLPqmyHMeNt-5k3IfRUDXbDoB4Np0qwqno9rUisYPwhbb18uc/s1600/2302207446_0e87c6322b_o-001.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1091" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUESDDaZs_0D3T0ti-mXRRs_r185x1q8wTR3XRH_muLd4TLMl1P-ZkRrgvzsBg55E-Oyf2LmQIpxMX6DnfgQpMKpC5yRPLPqmyHMeNt-5k3IfRUDXbDoB4Np0qwqno9rUisYPwhbb18uc/s320/2302207446_0e87c6322b_o-001.jpg" width="218" /></a></div>
<div>
<b><span style="color: #660000; font-size: large;"><br /></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000; font-size: large;"><br /></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000; font-size: large;">Facundito Hildegardo Leontini es un escritor novel de larga cabellera que vive en mi mismo bloque de viviendas y que jamás omite el detalle de ponerse un cubata junto al ordenador cuando se entrega a su sagrado arte. </span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000; font-size: large;"><br /></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000; font-size: large;"> A ese cubata le siguen varios, aunque no son sólamente para él: la musa de Facundito, rolliza y flamencota, suele aparecer tan sedienta como si acabara de llegar del Sáhara y el joven se ve en la ineludible obligación de darle de beber bien bebida. </span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000; font-size: large;"><br /></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000; font-size: large;">Nada sabe de esto doña Agonalia, la madre de Facundito, a quien a eso de la medianoche oímos gritar a través de la ventana del patio: </span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000; font-size: large;"><br /></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000; font-size: large;">-¡Facundito, no te estés mucho rato que luego viene la factura de la luz como viene! ¡Ay, este hijo mío, qué desgracia más grande, sin oficio ni beneficio! </span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000; font-size: large;"><br /></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000; font-size: large;">Pero los genios no se pueden andar con tontunas eléctricas. Nuestro joven prodigio se afana hasta la madrugada en terminar su novela, la que él sabe íntimamente que será LA NOVELA, la más grande del siglo XXI, la que le va a llevar no menos de diez mil cubatas de Ballantines (hombre, tampoco le vas a dar garrafón a la musa), la definitiva, la que, por insuperable, quitará las ganas de escribir una línea más a la Humanidad entera. </span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000; font-size: large;"><br /></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000; font-size: large;"> La pasada noche, sin embargo, ha resultado un noche especial. Desde las sombras del dormitorio, la musa borrachuza ha decidido que tiene ganas de guerra. Es muy solitario el Sáhara, ella todavía conserva las carnes prietas a pesar de sus mil quinientos años largos y el joven escritor, por los pocos trabajos que la vida le dio, está rubicundo y lustroso. De manera que, sin decir oste ni moste, la musa le ha aposentado a Facundito sus curvas generosas en las rodillas, y al joven, poco ducho en artes amatorias, se le ha caído el cubata de la impresión: él ni siquiera tiene definida su identidad sexual, aún no decidió si le ponen las señoras, los electroduendes o el cartero del barrio, ese que siempre llama dos veces. </span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000; font-size: large;"><br /></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000; font-size: large;">Entre un revoltijo de brazos, piernas y otros miembros, se ha consumado el acto. Por ser la musa extraordinariamente fogosa, Facundito se ha quedado derrengado. Duerme una larga cabezada y al depertar se da cuenta con alarma de que el cubata cayó justo sobre las teclas del ordenador.</span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000; font-size: large;"><br /></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000; font-size: large;"> El aparato ha muerto. </span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000; font-size: large;"><br /></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000; font-size: large;">Facundito llora, se tira de los pelos, se da cabezazos contra las paredes, maldice su mala estrella y convoca a gritos a mamá desde la puerta de su habitación. </span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000; font-size: large;"><br /></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000; font-size: large;">-¡Pues llama a casa del vecino informático, a ver si tiene arreglo la cosa, so pelma! ¡Cuándo será el día que te busques un trabajo como Dios manda! </span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000; font-size: large;"><br /></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000; font-size: large;">Y así es como yo, el vecino informático, he entrado en la vida y en la habitación del joven genio. Él mismo, hecho una Magdalena, me ha contado toda su peripecia con los cubatas y la musa. Tanta pena me ha dado, pero de verdad (porque yo, señores, aunque informático soy un sentimental), que he puesto mis cinco sentidos en arreglarle el ordenador. Y no es que yo lo diga, pero mi toque es un toque mágico, ya que poseo mi propia fuente de inspiración. </span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000; font-size: large;"><br /></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000; font-size: large;"> Yo no me empapo en alcohol, no me hace falta, sólo esnifo nuez moscada molida, cosas de informáticos, ahora no me voy a poner a explicarlo, que no quiero cansar a nadie Y no lo comenten mucho por ahí, no quiero que mi madre se entere, pero ha habido un par de noches en que he tenido algo más que palabras con mi musa, que es rubia y como de ciencia ficción o de anuncio de lejía del futuro. </span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000; font-size: large;"><br /></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000; font-size: large;">Cuando he terminado la reparación, Facundito se ha precipitado a revisar sus archivos. A mí la famosa novela me ha parecido un galimatías ininteligible de palabras sin orden ni concierto, pero él se ha puesto como unas castañuelas, ha bailado por toda la habitación y me ha dado las gracias efusivamente, con muchos abrazos y palmaditas en la espalda. </span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000; font-size: large;"><br /></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000; font-size: large;">-¡Oh,sí! Hela aquí,intacta. Es la gran novela del siglo XXI. ¡Soy tan feliz! </span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000; font-size: large;"><br /></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000; font-size: large;">Allí le he dejado, consumiendo electricidad y whisky con coca-cola, entregado a su labor creativa. </span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000; font-size: large;"><br /></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000; font-size: large;">He vuelto a casa. Ella, mi musa rubia y futurista me estaba esperando sentadita en la cama. Después de atenderla como se merece y de un viajecito al armario de las especias (todo con mucho sigilo, no queremos enfadar a mamá) me he puesto a programar enseguida, lleno hasta arriba de inspiración, la aplicación que cambiará para siempre el universo y por la que seré recordado en todos los libros de Historia de los siglos venideros.</span></b></div>
Ameliahttp://www.blogger.com/profile/07257081778598532225noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2478569761645683060.post-32189601776477795442017-05-30T22:53:00.000+02:002017-05-30T22:53:07.115+02:00La Espera<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b>El tren llegó veinte años más tarde de lo previsto.</b></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b><br />Durante todo ese tiempo, los que esperaban en el andén crearon una sociedad humana con sus normas y sus tradiciones, sus vicios y sus virtudes; sus grupos, sus disidentes, sus héroes, sus artistas, sus enamorados y sus payasos.</b></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b><br />Sobre todo fueron levantando pequeñas construcciones recreativas aquí y allá , siempre sin salir de los límites ferroviarios: columpios, toboganes, viejos coches abandonados en los que encaramarse al techo y contar historias... Viviendas no eran necesarias, pues de las inclemencias del tiempo y de los terrores de la noche se refugiaban en la sala de espera de la estación.</b></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b><br />Surgieron líderes, se convocaron elecciones, se estructuraron las tareas de limpieza y mantenimiento. Incluso terminó por nacer una religión; en ella la salvación consistía en tumbarse sobre las vías con la oreja pegada al suelo, atentos a la futura venida del Gran Expreso que los conduciría a todos a un mundo mejor. </b></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b><br />Quizá en respuesta a sus oraciones, quién sabe, una mañana lluviosa se presentaron allí los vagones y la locomotora con gran estrépito.</b></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b><br />La conmoción agitó aquella sociedad hasta los cimientos. En realidad nadie recordaba ya que, veinte años atrás, su primera intención había sido salir de viaje. La larga espera se había convertido en la vida cotidiana y el lugar de paso en la patria permanente. </b></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b><br />Pero el asombro no les duró mucho. Poco acostumbrados a la urgencia de los pitidos, no supieron ignorarlos y en seguida se ordenaron en fila para subir y ocupar sus asientos, como un pacífico rebaño.</b></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b><br />Dejaron atrás su hogar del andén de la estación, aquél que añorarían durante toda su vida con lágrimas en los ojos, o que tal vez olvidarían sin más al doblar las vías la primera curva y adentrarse en el túnel.</b></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgcI14JxOApk7oPGDF2Fct2wI_kdzK-bz8juD9qoXdKQHDunqQwwyKt1RnFHtqxcmnI9QrdnzL_8pHcL61jqu006aSexEbGa1gHxMMKN7_jXCjz-vKJ1pmsugZEGtEajSf3HB1c_XUE2DE/s1600/11011110_10205403584102077_4558852677429300606_o-001.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="561" data-original-width="725" height="247" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgcI14JxOApk7oPGDF2Fct2wI_kdzK-bz8juD9qoXdKQHDunqQwwyKt1RnFHtqxcmnI9QrdnzL_8pHcL61jqu006aSexEbGa1gHxMMKN7_jXCjz-vKJ1pmsugZEGtEajSf3HB1c_XUE2DE/s320/11011110_10205403584102077_4558852677429300606_o-001.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
</div>
<br />Ameliahttp://www.blogger.com/profile/07257081778598532225noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2478569761645683060.post-20622272439377882712017-04-26T23:10:00.000+02:002017-04-26T23:10:00.453+02:00No me quieres, Federico<div>
<div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgz0XIPRDMIagt3xnrtYs09yWuQzO4d99jYT64L6uAgAUzsfHANHrmqMvrQMHp0px7GPVlUwTrs1DF0fzSA-k0R_BUc20S_s79nniHzkfG5jJcVNElrk6esPOq5_BKJvIEALZmvruvaWBM/s1600/3155932577_69d6f80914_o.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="183" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgz0XIPRDMIagt3xnrtYs09yWuQzO4d99jYT64L6uAgAUzsfHANHrmqMvrQMHp0px7GPVlUwTrs1DF0fzSA-k0R_BUc20S_s79nniHzkfG5jJcVNElrk6esPOq5_BKJvIEALZmvruvaWBM/s320/3155932577_69d6f80914_o.jpg" width="320" /></a></div>
</div>
<div>
</div>
<div>
<b><span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;">Ay, Federico, ¡me da tanta pena que no quieras ser mi novio!. </span></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"> </span></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;">Un
novio es una cosa estupenda, ¿sabes? Lo presentas a las amigas para que
rabien de la envidia y él te saca de paseo y elogia tu belleza,
comparándote con las diosas de los cuadros, esas a las que les brillan las carnes por efecto de una lluvia de oro mitológica; las que surgen de entre las olas como una chica Bond, enseñándolo todo sin perder una pizca de glamur.</span></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"> </span></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><span class="text_exposed_show"></span></span></span></b></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="text_exposed_show">
<div>
<b><span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;">Un
novio te ríe las gracias y te dice que eres la chica más lista y más
guapa del mundo. Que te ama con amor de verdad, como el de las películas. Que nunca ha querido a nadie como a ti. Bueno, tal vez a su mamá.
A su mamá sí, claro, pero después a ti, sólo a ti y a nadie más que a
ti. </span></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"> </span></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;">Un novio llama al timbre de tu piso, te asomas a la mirilla y le ves ahí, todo trajeado y guapetón en el descansillo de la escalera, con un ramo de rosas en la mano. Son rosas para ti, todas para ti, y te las entregará con una gran sonrisa mientras suena una canción de amor de los años
sesenta en la radio, un rayo de sol, oh, oh, oh.</span></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;">¡Ay, es que el amor es lo más bonito que nos puede traer
la vida! Pero lo más, lo más, Federico. Por eso a mí me da mucha, pero
mucha, muchísima pena que tú no quieras ser mi novio. </span></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;">Bueno, me da pena un rato. Después me cabrea.
Hombre, normal que me cabree. ¿Tú qué te has creído? ¿Dónde y de qué vas
a encontrar tú a alguien mejor que yo, más guapa, más inteligente y más
parecida a la diosa de la lluvia de oro de los cuadros del museo?</span></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"> </span></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;">Federico, si es que
eres subnormal. Y además un tacaño del amor. Y un majadero y un tarado afectivo. Sí, sí, no me mires con esos ojos de corderito degollado, que
te conozco las intenciones. Tú lo que quieres es que me compadezca
de ti y desenchufe la motosierra. </span></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"> </span></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;">No me mereces, Federico.. Si ya cuando pagué a aquellos sicarios que te dieron la
paliza en el callejón, me dije a mí misma: "Remedios, estás tirando el
dinero tontamente. Este tío no te merece, no vale la pena que hagas este
esfuerzo económico por él". Bueno, no me dije Remedios sino Reme,
porque hay confianza, pero a lo que iba, que ya sabía yo que no
apreciarías, ni siquiera después del palizón, la extraordinaria mujer
que tenías a tu lado. ¿O ya no te acuerdas de con qué cariño y dedicación te recogí
y te curé los moratones? </span></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"> </span></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;">Un ingrato y un aprovechado, eso es lo que
eres tú. </span></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"> </span></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;">En fin, acabemos ya con este sufrimiento. Que sepas que yo te perdono de todo corazón,
fíjate si tengo un alma noble. Que no me has querido de novia y, a pesar
de tu crueldad, te voy a dar un muerte rápida y con estética
postmoderna. Estarás de acuerdo conmigo en que es mucho más de lo que te mereces. Pero no, ya veo que ni en este momento
supremo eres capaz de enamorarte de mí ni un poquito, con lo que yo te quiero a
ti, Federico, amado mío.</span></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"> </span></span></b></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<b><span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"> ¡Ay, Federico, cuánto, pero cuantísimo me has hecho sufrir en esta vida!</span></span></b></div>
<div>
<b><span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"> </span></span></b></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe width="320" height="266" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/kmWff7h0hRo/0.jpg" src="https://www.youtube.com/embed/kmWff7h0hRo?feature=player_embedded" frameborder="0" allowfullscreen></iframe></div>
<div>
<b><span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"> </span></span></b></div>
</div>
</div>
Ameliahttp://www.blogger.com/profile/07257081778598532225noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2478569761645683060.post-91162329262469032952017-03-07T21:26:00.000+01:002017-03-07T21:26:34.542+01:00Anillo<span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><span style="font-weight: bold;"><span style="font-weight: bold;"><span style="font-weight: bold;">Brunhilde está soñando rodeada de fuego.<br /><br />Primero sueña con las huellas de un niño en la arena. La espuma las borra enseguida.<br /><br />Después
ve nacer la primera hoja de trébol del mundo. La ve desde el ojo de una
ardilla imposible que vive en un bosque gigante y oscuro.<br /><br />Y se sueña cabalgando sobre una galaxia que es un laberinto. En el centro de ese laberinto, se descubre a sí misma soñando.<br /><br />Pasa
un segundo incierto: el mar se ha convertido en sangre de dragón. El
niño de la playa quiere zambullirse en ella, pero hoy no lo hace. Por
eso Brunhilde no puede soñar con su cara, o la sueña pero no la
recuerda. <br /><br />Hay alguien al otro lado del círculo de fuego. Es un
caballero, pero no es muy valiente. Sólo pasaba por aquí y se acercó a
calentarse un momento.<br /><br />Brunhilde sigue soñando.</span></span></span></span></span><br />
<br />
<span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><span style="font-weight: bold;"><span style="font-weight: bold;"><span style="font-weight: bold;">(1 de noviembre de 2010) </span></span></span></span></span><br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe width="320" height="266" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/iSoMZVpNnBs/0.jpg" src="https://www.youtube.com/embed/iSoMZVpNnBs?feature=player_embedded" frameborder="0" allowfullscreen></iframe></div>
<span style="font-weight: bold;"><span style="font-weight: bold;"><span style="font-weight: bold;"><br /></span></span></span>
<span style="font-weight: bold;"><span style="font-weight: bold;"><span style="font-weight: bold;"><br /></span></span></span>
<span style="font-weight: bold;"><span style="font-weight: bold;"><span style="font-weight: bold;"><br /></span></span></span>
<span style="font-weight: bold;"><span style="font-weight: bold;"><span style="font-weight: bold;"> </span></span></span>Ameliahttp://www.blogger.com/profile/07257081778598532225noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2478569761645683060.post-81820323834150985532017-02-22T23:16:00.000+01:002017-02-22T23:18:14.484+01:00Lascivia<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjlulZ64XKA9GY-hbzzq-KjgVLXJgHTgBZBlsjGHMVx6_2TvpSI3Z-g2BXHQwjzPi42swg9nBeKgOd9x5oP1sjsmZ0z6qioPPQysH_y3kFCJkuqlY93ML3ENdP1VCl7jEK7AADkqbzyVy4/s1600/425px-William-Adolphe_Bouguereau_%25281825-1905%2529_-_The_Birth_of_Venus_%25281879%2529-001.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="239" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjlulZ64XKA9GY-hbzzq-KjgVLXJgHTgBZBlsjGHMVx6_2TvpSI3Z-g2BXHQwjzPi42swg9nBeKgOd9x5oP1sjsmZ0z6qioPPQysH_y3kFCJkuqlY93ML3ENdP1VCl7jEK7AADkqbzyVy4/s320/425px-William-Adolphe_Bouguereau_%25281825-1905%2529_-_The_Birth_of_Venus_%25281879%2529-001.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b>Cuando desperté, la pierna de alguien estaba encima de mí.<br /><br />Abrí bien los ojos y miré alrededor: no sólo piernas, sino cuerpos enteros, desnudos y en estado de reposo, me rodeaban por todas partes.<br /><br />Intenté recordar cómo había llegado a aquella orgía. Yo no soy de orgías. ¿Me habrían dado burundanga? Mi memoria estaba a oscuras, lo cual era lamentable porque ¿me lo habría pasado bien? ¿habría hecho cosas que nunca hice antes con partes de mi cuerpo inexploradas y compañeros inimaginables?<br />Unos segundos de consciencia y me invadió el agobio de encontrarme desnudo e indefenso, cercado por un bosque de desconocidos. </b></span></span><br />
<br />
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b>Me incorporé como pude, sin molestar, sin hacer ruido. Procurando dar los menos pisotones posibles, me dirigí a la puerta cerrada de la habitación.<br /><br />Algunos de mis compañeros y compañeras ya se habían despertado como yo; otros empezaban a revolverse y la mayoría roncaba a pleno pulmón, desparramados sobre la moqueta.<br /><br />¿Dónde había dejado mi ropa?<br /><br />¿Y mi cartera?<br /><br />A mi mente nebulosa acudieron imágenes de música estridente y luces de discoteca. Y nada más. Sentía vergüenza de no conocer a nadie, quizás en algún momento había metido la pata o resultado impertinente con alguna de aquellas señoritas y caballeros...Un dolor intenso castigaba cada músculo de mi cuerpo, como si me hubieran propinado una somanta de palos.</b></span></span><br />
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b><br />Conseguí llegar medio arrastras a la puerta, pero, cuando por fin me disponía a salir, una voz me detuvo pronunciando mi nombre. Me volví. Era una joven de belleza espectacular, como una modelo de Victoria Secrets, o una diosa de Boticcelli, blanca, casi transparente, con la melena esparcida sobre la piel desnuda tapando nada.<br /><br />-Me prometiste que desayunaríamos juntos-dijo<br /> </b></span></span><br />
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b>Sufrí entonces un ataque de pánico, me aferré a la puerta y huí. Fuera encontré una ropa que no era mía y que me estaba enorme, una especie de túnica de colores chillones de cantante africano. Me la puse sin buscar más. Las calles estaban vacías, debía ser domingo por la mañana, bastante temprano. Corrí descalzo por las aceras sucias. Las pocas personas que encontré me miraron aterradas, convencidas de que era un loco escapado de algún psiquiátrico. Esquivé a la policía escondido en un portal y al poco llegué a casa a tropezones, exhausto. Pensé con angustia en la cara que iba a poner mi madre al abrirme la puerta y verme con aquella pinta. Pero ella no dijo nada, creo que la saqué de la cama con mis timbrazos y se volvió a acostar sin mirarme siquiera. Sólo farfulló un par de insultos que me sonaron a gloria y me calmaron hasta hacerme dormir tumbado en la oscuridad de mi habitación durante horas.</b></span></span><br />
<br />
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b>Fue al despertarme, ya de noche, cuando empecé a recordarlo todo. Por las salidas del aire acondicionado de la discoteca Lascivia (escríbase con la S al revés) había empezado a salir un humo deliciosamente aromático. Sólo eso, lo demás vino rodado. Tumbado en mi cama, mirando al techo, no fui capaz de contar con cuanta gente me había besado y sobado. A cuantos seres humanos penetré por distintos agujeros ni cuántos me penetraron a mí. Recordé que había un tío grabando con una cámara. Recordé también que había repetido con la chica que parecía una diosa, incluso recordé la famosa promesa del desayuno juntos. Me había gustado mucho aquella chica. Tenía los pechos pequeños y redondos como manzanas y la mirada oscura como un pozo de los deseos. Me vino a la memoria que había querido tener hijos con ella, varios y de diferentes formas. Pero, ¿quién diablos se enamora en una orgía? Ni siquiera en una orgía involuntaria.<br /><br />Yo no soy de orgías ni de enamorarme. De tener hijos, menos. Yo soy el hijo aquí, vivo con mamá y me siento muy feliz con ella.<br /><br />-Está bien-le dije al techo de mi habitación.-Vamos a dejarlo en manos del destino. No haré nada por encontrarla, pero si ella me encuentra a mí, nos casaremos y viviremos felices para siempre. Si no consigue encontrarme, no importa, seguiré con mis costumbres habituales. </b></span></span><br />
<br />
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b>Eso sí, lo tengo decidido: ningún sábado futuro, por lo que pueda pasar, dejaré de acudir a la discoteca Lascivia. </b></span></span>Ameliahttp://www.blogger.com/profile/07257081778598532225noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2478569761645683060.post-64115638725796327102016-12-06T23:41:00.000+01:002016-12-07T23:47:43.438+01:00A pedazos<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisnIgfkfTd0jsfnS3h4l_L8QfVMjcM1LgsY-aLN1B4Js7Bgr9HqHzYIXn2RDIaDpmh7ogmM2bUkS-yCQyMMeydcux3mqWRN-CzMp09O2vGMjjnJmXlgT8LUJAvz0YszaMndc10MZR06iA/s1600/1391877_10202144722032562_472866044_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="156" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisnIgfkfTd0jsfnS3h4l_L8QfVMjcM1LgsY-aLN1B4Js7Bgr9HqHzYIXn2RDIaDpmh7ogmM2bUkS-yCQyMMeydcux3mqWRN-CzMp09O2vGMjjnJmXlgT8LUJAvz0YszaMndc10MZR06iA/s320/1391877_10202144722032562_472866044_n.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;">Veo desde las ventanas de la casa el alboroto de las olas.</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br />Estoy en la vieja galería de los cristales rotos como si estuviera en un sueño. Aquí me siento a escribir las historias que luego tú nunca leerás hasta el final. Mientras las escribo, miro hacia el abismo azul oscuro y huelo las tormentas que se acercan. Pero no estoy describiendo este lugar, sino un campo de trigo y margaritas, un cielo sin nubes y un verano del Sur: algo muy diferente y muy lejano.</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br />Tú me gritas desde el baño para que vigile la chimenea. No quieres que se apague el fuego.</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br />- ¡No te despistes!- dices.</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br />No quieres que me despiste. Quieres que esté aquí, contigo en la vieja casa, solos los dos. No quieres en modo alguno que me escape al campo dorado de trigo y margaritas. Pero yo tengo los ojos cerrados y no voy a vigilar la chimenea. No voy a obedecerte. Voy a despistarme un buen rato, antes de que vuelvas de la ducha a sentarte junto al fuego, medio envuelto en la toalla y chorreando agua por los dedos de los pies.</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br />Estalla el primer relámpago. Se va la luz. El mar se vuelve negro y se cae un trozo de escayola del techo del salón. Un trozo grande, uno más: ocurre a menudo.</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br />Por las fracturas de los cristales se escurren regueros de agua. Forman un mapa de ríos y afluentes separados por cordilleras. Los sigo con el dedo hasta que me llamas, otra vez a gritos, desde el baño.</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br />-¡Ven, corre! ¡No encuentro el jabón!</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br />Sorteando los pedazos de moldura rota, salgo al pasillo.</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br />Me da miedo el pasillo. Es tierra de nadie y a la vez es tierra de no sé muy bien qué. Muchas veces he imaginado que una mano se agarraba a la mía aquí, en la oscuridad del corredor. Creo que incluso he llegado a sentir su roce y su roce era el del filo de un cuchillo, un tajo de hielo, sin materia, sólo un corte vivo que secciona la carne. </span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br />Entro en el baño, te busco a tientas a través de las cortinas de la bañera y encuentro tu cuerpo mojado.</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br />-Ayúdame a buscar el jabón. Está por ahí, no quiero pisarlo y caerme.</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br />Me inclino y aquí está el jabón. No era tan difícil.</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br />-¿No quieres enjabonarme tú?-dices, sujetando mis dedos como si fueras el fantasma del pasillo.</span></b></span><br />
<br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;">Se estrella contra el suelo un trozo de azulejo. Un relámpago te hace visible y me hace visible a mí, y nos estamos mirando inmóviles los dos, mientras la casa se cae a pedazos.</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br />Extiendo el jabón sobre tu piel mojada. Con mi dedo, dibujo en ti margaritas de espuma. Recuerdo cuando tu piel era un campo caliente. Pienso en días de verano bajo cielos azules. Me acuerdo de la risa y del deseo.</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br />Luego pienso en los días presentes, que se arrastran entre humedad y niebla, los días podridos.Y en el corredor sin luz, que nos engullirá a ti y a mí dentro de unos momentos, cuando intentemos llegar hasta la chimenea y entonces empiece a derrumbarse el techo. Las vigas, las tejas, las figuras de piedra, las telarañas, las goteras, el desván entero... Todo caerá sobre nosotros como un castigo estúpido.</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br />O simplemente pasará la tormenta, transcurrirá la noche y amanecerá otro día exactamente igual a los demás.</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br />Pienso en todo eso pero no digo nada. Con el dedo enjabonado, dibujo sobre ti otra margarita.</span></b></span>Ameliahttp://www.blogger.com/profile/07257081778598532225noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2478569761645683060.post-79949267080878284952016-11-22T22:30:00.000+01:002016-11-22T22:30:47.930+01:00Esqueleto de un animal marino<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhU1N5uflGIbvOtyuEBRuvrex_Qk7cPAR_VZiXaqt-jz3VmdbMYg09stMsumAjPoeHY-Z6n19GBReEr39I-HzuesEy9ALdoNxH39oJih6k1mK1B8i6td7qILQdxat9Li31Dzic9UAKwkf8/s1600/10256038_10202872212779376_182534855858548201_o.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="221" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhU1N5uflGIbvOtyuEBRuvrex_Qk7cPAR_VZiXaqt-jz3VmdbMYg09stMsumAjPoeHY-Z6n19GBReEr39I-HzuesEy9ALdoNxH39oJih6k1mK1B8i6td7qILQdxat9Li31Dzic9UAKwkf8/s320/10256038_10202872212779376_182534855858548201_o.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><b>¿Te acuerdas de cuando bajamos a la playa aquella tarde y vimos el esqueleto de un animal marino?</b></span></span><br />
<br />
<span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><b>Era tan grande como las ruinas de una ciudad antigua. </b></span></span><br />
<br />
<span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><b>Nos dijeron que el tiempo había devorado su carne, pero nosotros no lo creímos.<br /><br />-Han sido las gaviotas-me susurraste al oído-¿No las ves? Están cebadas y sus plumas resplandecen de gusto. Apenas son capaces de levantar el vuelo.<br /><br />Bajo el último rayo de sol, la playa se llenó de gente, como en un día de verbena. Luego pasaron las horas, la luna arrastró a la marea y las olas se llevaron los huesos.</b></span></span><br />
<br />
<span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><b>Nos fuimos a dormir.<br /><br />Toda la noche sentí tu respiración en mi pecho. Soñaste con balllenas que cantaban canciones de amor al esqueleto de una ciudad en ruinas. Te oí murmurar palabras inconexas en un idioma que nadie puede entender, palabras como de otro planeta o de otra era, palabras que quisiera ver escritas en la arena de la playa para seguirlas despacio con mi dedo, antes de que las pisoteen las gaviotas o se las lleve el mar.<br /><br />¿Te acuerdas de lo que dijiste en sueños aquella noche?</b></span></span><br />
<span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><b> Eso que no significaba nada. </b></span></span><br />
<span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><b>Eso que nos falta en el alma, como la nota perdida de una canción sin magia.</b></span></span>Ameliahttp://www.blogger.com/profile/07257081778598532225noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2478569761645683060.post-29121836791251394962016-10-25T22:40:00.000+02:002016-10-25T22:41:05.905+02:00Al final del pueblo<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjh2fbfbSKEl6IICefHjfIYNCP_48ewmWlZaa9eBesWPwcRbQiDXA4SMhwwpS5R0Jm9isxPHLKgNu46nN9fdJUMLhPjkT_4aoUhNAgB7GihHizqSBrgAHaSAMX7RW-tILMamo14x7C__o0/s1600/14570543_10208887403235378_7858039580439726882_o.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="187" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjh2fbfbSKEl6IICefHjfIYNCP_48ewmWlZaa9eBesWPwcRbQiDXA4SMhwwpS5R0Jm9isxPHLKgNu46nN9fdJUMLhPjkT_4aoUhNAgB7GihHizqSBrgAHaSAMX7RW-tILMamo14x7C__o0/s320/14570543_10208887403235378_7858039580439726882_o.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<span style="font-size: large;"><b><span style="color: #660000;">Vivo al final del pueblo, allí donde la calle se convierte en un camino de tierra hacia la nada.</span></b></span><br />
<span style="font-size: large;"><b><span style="color: #660000;"><br />No hay luces en mi casa. Nunca las hubo. Por las noches enciendo velas, pero ni la cera ardiente borra el olor a viejo de los muros ni las llamitas temblonas consiguen distraer la oscuridad.</span></b></span><br />
<span style="font-size: large;"><b><span style="color: #660000;"><br />Tampoco suele acercarse nadie por aquí. Circulan por la comarca algunas leyendas sobre mi familia, estupideces del vulgo ignorante. Sí, mis parientes tenían aletas en lugar de manos y ocultaban bajo la ropa zonas de su piel completamente escamosas ¿Y qué? También eran valientes cazadores, aguerridos tramperos. En nuestros mejores tiempos, cuando en esta mansión se celebraban banquetes, no se veían ni una rata ni una víbora por toda la región.</span></b></span><br />
<span style="font-size: large;"><b><span style="color: #660000;"><br />Luego empezamos a extinguirnos.</span></b></span><br />
<span style="font-size: large;"><b><span style="color: #660000;"><br />Hoy sólo quedo yo entre estas cuatro paredes húmedas que se caen a pedazos. Y en el sótano, la inmensa charca subterránea de la que surgimos hace un millón de años: el cieno donde chapoteo feliz todas las tardes, recordando mi infancia.</span></b></span><br />
<span style="font-size: large;"><b><span style="color: #660000;"><br />Cuando yo me haya muerto, se secará la laguna. Y el mundo, sin nosotros, se habrá convertido en un lugar más pobre y todavía más gris.</span></b></span>Ameliahttp://www.blogger.com/profile/07257081778598532225noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2478569761645683060.post-78190201712619677902016-10-19T22:06:00.000+02:002016-10-20T15:50:09.680+02:00Hora del té<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjAb68pi1Inl4Lc7nbcWAYMqxRHJYQzmtUw4rwtMdFfaGfVMwr4b5XP0Iy2C7LuCfurdSa2yNITegPjrPGxXvy8CmRCIJGcbdyHLasDiIeJpzlCE27JfDLqIGgDVTwaQ6pp7D0MCN2LcA8/s1600/13731021_10208280685587816_8049407903715692033_o.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="256" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjAb68pi1Inl4Lc7nbcWAYMqxRHJYQzmtUw4rwtMdFfaGfVMwr4b5XP0Iy2C7LuCfurdSa2yNITegPjrPGxXvy8CmRCIJGcbdyHLasDiIeJpzlCE27JfDLqIGgDVTwaQ6pp7D0MCN2LcA8/s320/13731021_10208280685587816_8049407903715692033_o.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<br />
<br />
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b>Todos los miércoles, el reverendo Pipp acude al cottage de la señora Algernon y la sodomiza sobre la mesa de la cocina.</b></span></span><br />
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></span>
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b>Con
mi telescopio de astrónomo aficionado -que compré a un mercader de la
India poco antes de jubilarme del servicio de Su Majestad-, los espío y
me regodeo felizmente sin hacer mal a nadie, mientras en la verde
campiña de Yorkshire el cuclillo canta y las nubes se levantan.</b></span></span><br />
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></span>
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b>Mrs.
Algernon espera al presbítero ya preparada, muy ilusionada y
sin ropa interior alguna que estorbe el airoso movimiento mediante el
cual Pipp la vuelve de espaldas, la tumba sobre la mesa, le levanta la
falda del vestido azul celeste y procede al acto sin más inútiles
preámbulos. </b></span></span><br />
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></span>
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b>Desde mi óptica (de anteojería) resulta
evidente el placer que ambos extraen de la sodomía en cuestión. Si bien al principio Mrs. Algernon vaciló, tanto a causa de sus firmes convicciones religiosas como por el ímpetu temible del reverendo, el tiempo fue poniendo las cosas en su sitio y cada compás de esta llamémosle danza, compuso la agradable melodía a la que ahora suelo asistir como espectador privilegiado.</b></span></span><br />
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></span>
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b>El placer de la contemplación no impide mi curiosidad científica: he observado detenidamente el talante sodomítico del reverendo, en orden a clasificarlo por su estilo y sus orígenes. He
concluído que aprendió la técnica en tierras sudafricanas, allá por la
Guerra de los Bóers. Tanto la postura como los movimientos me resultan
inconfundibles, ya que los ví practicar a muchos camaradas de armas que
procedían de Sudáfrica, durante aquellas nuestras largas noches de guardia bajo la romántica luna del Punjab. </b></span></span><br />
<br />
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b>Es un estilo marcial y
elegante en su escueta sencillez. Podríamos decir incluso que castrense.
Lo decimos, de hecho: es un estilo marcial, elegante y castrense en su
escueta sencillez. </b></span></span><br />
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b>Un estilo, en suma, muy sudafricano.</b></span></span><br />
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></span>
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b>Una vez terminado el acto, tras los oportunos plácemes, agradecimientos y reverencias, el reverendo y la señora Algernon se sientan
-ella sobre un cojín- a tomar el té en la terraza. Allí su conversación gira en torno a los heliotropos y las begonias, como
dictan las convenciones sociales, y así pasan el rato, tan entretenidos, hasta que
Míster Algernon regresa de su paseo por la campiña.</b></span></span><br />
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></span>
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b>-Estimado
reverendo Pipp,- saluda siempre al entrar,- espero que mi querida
Honoria le haya agasajado a usted con nuestros manjares más apetitosos,
como usted se merece.</b></span></span><br />
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></span>
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b>Pipp le contesta sonriente que sí, que se va muy bien agasajado y muy contento con los manjares, y que hasta otra.</b></span></span><br />
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></span>
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b>A
la vista de cuadro tan encantador, en los últimos días me he venido
preguntando si resultaría conveniente que me acercara a tomar el té en el cottage de los Algernon.</b></span></span><br />
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b>Lo cierto es
que he tenido ocasión de divisar las gordezuelas nalgas rubicundas del
reverendo, me he enamorado perdidamente y confío en que se me permita
participar en el evento de los miércoles con lo mejor de mí mismo, como
las normas de convivencia y buena vecindad aconsejan.</b></span></span><br />
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></span>
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b>Podemos
incluso llegar a formar un pequeño Club de los Miércoles, que sin duda
irá aumentando en número de socios participantes a medida que se vayan
corriendo las voces por la región.</b></span></span><br />
<br />
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b>¡Qué feliz idea y qué bien lo vamos a pasar! </b></span></span>Ameliahttp://www.blogger.com/profile/07257081778598532225noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2478569761645683060.post-88667551739075389122016-06-28T21:19:00.001+02:002016-06-28T21:25:58.132+02:00Meteorología<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<b><span style="font-size: large;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPSDp7Wqwg9z_cSFbdoTKlP85_wB6tv8Gq-mSsuAKE54Wjbo1Z9VNN9xlka43se7vkz9r6362j_ArJ6fbe7KTPuwkdRyQQWPXLW9ia6kif5Z7DiRiSLswPorATt4iUgziW8roICDnCjm0/s1600/307091_10200503948774256_395970922_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPSDp7Wqwg9z_cSFbdoTKlP85_wB6tv8Gq-mSsuAKE54Wjbo1Z9VNN9xlka43se7vkz9r6362j_ArJ6fbe7KTPuwkdRyQQWPXLW9ia6kif5Z7DiRiSLswPorATt4iUgziW8roICDnCjm0/s320/307091_10200503948774256_395970922_n.jpg" width="320" /></a></span></b></div>
<br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"> </span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"> Algunos amores empiezan durante una tormenta, justo cuando el resplandor de un rayo hace aparecer a uno de los protagonistas ante el otro como una silueta fantasmagórica a la que le arde el pelo.</span></b></span><br />
<br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"> Son ya para siempre amores extraños, difíciles y peligrosamente vinculados a los fenómenos meteorológicos. Amores que languidecen cuando llueve sin parar durante varios días, o que se vuelven insólitamente apasionados bajo una luna de agosto grande y roja. Amores variables y hasta caprichosos, se diría que víricos por su grado de permanencia bajo la piel, vinculados a la belleza como las aspas de un molino a las corrientes de aire, indestructibles a causa de su propia condición versátil, de su capacidad para reinventarse en una historia distinta al paso de cada anticiclón o borrasca.</span></b></span><br />
<br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"> Aquella noche de tormenta, él se apoyó en la puerta del bar del hotel y su pelo ardió ante la mirada de ella, sentada ante la única mesa que no estaba vacía.</span></b></span><br />
<br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"> Luego no tardaron en entablar conversación, naturalmente sobre la tormenta, y empezó un largo juego de sobreentendidos y miradas que terminó pocas horas después en el dormitorio de la planta de arriba, el único que no estuvo vacío. </span></b></span><br />
<br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"> Algunos amores, quizá por meteorológicos, no precisan de charlas sobre el tiempo,</span></b></span><br />
<br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"> ( <i>los amantes se recrearán en ello en las cenas de secreto aniversario: tú y yo nunca hemos necesitado llamarnos a engaño, se dirán el uno al otro, esto nuestro es lo que es, nada más que lo que es; aunque en el fondo los dos sabrán que no saben casi nada y que lo poco que sabían se les escapó de las manos desde el primer minuto, y se quedarán pensativos, viendo caer a sus pies las hojas amarillas)</i></span></b></span><br />
<br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"> por eso a ella le extrañó oírse hablar del hermoso sol después del aguacero, a la mañana siguiente del encuentro en el hotel de la montaña. A él, que el buen tiempo hubiera regresado le agradó tanto como a ella, y añadió que el cielo era tan puro como si acabaran de dibujarlo con lápices de color añil. Ella rió, acusándole de cursi. Él también rió, y enseguida concluyeron -la primera de muchas veces- que aquello suyo era lo que era y nada más que lo que era, y que no convenía llamarse a engaño. </span></b></span><br />
<br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"> Años después, en uno de sus posteriores encuentros, proyectaron viajar juntos a las tierras de la aurora boreal, si bien nunca establecieron cuándo. El viaje quedó muy bien amarrado en el territorio de los sueños, el más deseado entre todos los que, como reyes de un planeta inmenso y zarandeado por todas las meteorologías, compartían y anhelaban. Les pareció, seguramente con acierto, que la culminación de su historia tendría el mejor escenario bajo el meteoro más bello y misterioso, y este deseo alimentó las fantasías de ambos durante los largos periodos en que vivieron separados.</span></b></span><br />
<br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"> Por eso, cuando la Gran Aurora Boreal llegó, ellos no se asustaron ante la catástrofe como todo el mundo. Muy al contrario: perdiendo de una vez todos los miedos, salieron desde puntos muy distantes a la misma noche helada y se encontraron a medio camino, en el mismo corazón del desastre. Y todas las noches áridas y secas, al igual que los días blandos y mojados, quedaron relegados inmediatamente al olvido.</span></b></span>Ameliahttp://www.blogger.com/profile/07257081778598532225noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2478569761645683060.post-77683391478707759082016-05-11T22:17:00.004+02:002016-05-11T22:24:37.528+02:00Autobiografía verdadera<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="font-size: large;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgfs4i7xIi7O01bLe6x9W8dTCbGb_tCMVuuqQtsp_3V6Ej06PP7RbCveTBGcpj4Se_9ev1K3KwxAQ30WStA89IjA8HErY9KF81m_URabHDrIwGYvwsx6HO4aA1sqUoz34f3zjR9puodqNo/s1600/302439_2261496249917_1830162852_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="203" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgfs4i7xIi7O01bLe6x9W8dTCbGb_tCMVuuqQtsp_3V6Ej06PP7RbCveTBGcpj4Se_9ev1K3KwxAQ30WStA89IjA8HErY9KF81m_URabHDrIwGYvwsx6HO4aA1sqUoz34f3zjR9puodqNo/s320/302439_2261496249917_1830162852_n.jpg" width="320" /></a></span></div>
<span style="font-size: large;"><br /></span>
<span style="font-size: large;"><br /></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b>Para empezar, sepan que vivo en una cabaña. Me la construí el verano pasado con mis artes mágicas y con algunos tablones que recogí de los contenedores del barrio. La instalé en la zona más boscosa de la Casa de Campo sin pedir permiso ni preguntar al ayuntamiento, no fueran a contestarme alguna tontería que yo no quisiera oir. </b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br />En segundo lugar, sépanlo también, procedo de un pueblo celta de los montes de León en el que todo el mundo, de espaldas a las autoridades, construye su propia cabaña desde hace tres mil años. A lo largo de los tiempos hemos ido trepando con nuestras construcciones, bien camufladas entre la pizarra y los matorrales, por la ladera de la montaña. Allí también andan pastando las vacas, nuestras vecinas, con las que siempre hemos mantenido excelentes relaciones.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br />Una de estas vacas se vino con mi primo Leonardo, que me visitó en mi último cumpleaños en septiembre pasado. Caminaron los dos desde la aldea, atravesando montes y vadeando ríos. Al llegar a mi morada, me cantaron el cumpleaños feliz. </b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br />La vaca se quedó a vivir conmigo. Se llama Adelfa y yo la saco a pasear por los límites de la Casa de Campo al caer el sol. Es una vaca feliz, se le nota, no hay más que mirarla a los ojos, pero a mí me parece que pronto querrá vivir una historia de amor romántico -siempre pasa con las vacas-, de manera que las dos vamos a emprender una trashumancia hasta la Sierra de Guadarrama. Allí Adelfa se relacionará con otros bovinos de su edad, de esos que andan sueltos por las dehesas de El Escorial, y surgirá el amor, seguro.</b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br />Al contrario que a Adelfa, a mí los amores me traen al fresco desde que el verano pasado, un poco antes de construir mi cabaña, me escapé del pelmazo de mi novio mientras él veía el partido en el bar con sus colegas. En aquel momento no supe muy bien por qué me escapaba. Me largué sin despedirme y punto. Sin embargo, ahora que mi casa clandestina, el campo y Adelfa se han dibujado como mi destino, todo cobra un mágico sentido. </b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br />Y esto es cuanto puedo contar sobre mí sin revelar secretos mucho más graves y extraños que tal vez asustarían a las gentes. lo que no es mi intención en absoluto. </b></span><br />
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b><br /></b></span>
<span style="color: #660000; font-size: large;"><b>Pero a lo mejor otro día sí.</b></span>Ameliahttp://www.blogger.com/profile/07257081778598532225noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2478569761645683060.post-45671190438106011922016-02-16T22:05:00.000+01:002016-02-16T22:05:23.962+01:00El Secreto de Atanasio<span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><b>Decían en Twin Peaks que las lechuzas no son lo que parecen. Y lo decían con mucha razón. Es más, los limpiadores de edificios monumentales tampoco suelen ser lo que parecen.</b></span></span><br />
<span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><b>Cualquiera que tenga a bien visitar la catedral de León a última hora de la tarde, deberá fijarse atentamente en el operario que, con aire ausente, concentrado en la música de sus auriculares, pasa la mopa por el enlosado. </b></span></span><br />
<span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><b>Es Atanasio y tiene un secreto.</b></span></span><br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBdJb1jl7HHCjbv3ZIKw7xfkplASSYQgeUcQYCbp7rY1fjMFmMD2C8aJa48ShdVDIWSbFIPnXmFljceL8QmUWcuXXwdeu4dn-7XdJDGaq6KQGBeqx4KZ5T8PjQkFsMEvhEYQdJDtEFeY8/s1600/4924115407_3dac8308a8_o.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="179" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBdJb1jl7HHCjbv3ZIKw7xfkplASSYQgeUcQYCbp7rY1fjMFmMD2C8aJa48ShdVDIWSbFIPnXmFljceL8QmUWcuXXwdeu4dn-7XdJDGaq6KQGBeqx4KZ5T8PjQkFsMEvhEYQdJDtEFeY8/s320/4924115407_3dac8308a8_o.jpg" width="320" /></a></b></span></span></div>
<span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><b><br /></b></span></span>
<span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><b> </b></span></span><br />
<span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><b> "Atanasio Machaca, operario del servicio de limpieza de la catedral de León, mantiene en riguroso secreto su condición de druida.<br /> Druida es por herencia y por méritos propios, ya que sabe elaborar zumo de muérdago e infusiones de mandrágora según las recetas de su abuelo, que era druida también. Con ellas sana a vacas y gorrinos enfermos , prepara una poción que prolonga el éxtasis sexual hasta lo inenarrable y rocía el agua de las acequias para hacer crecer a las lechugas como a mutantes radiactivos.<br /> Atanasio Machaca es druida, sí, pero no es ningún desahogado sino un padre de familia trabajador y cabal, así que oculta su druidez con prudencia. En los tiempos que corren, trabajo de mago celta no hay ni poco ni mucho, de modo que, para ganarse las lentejas, entró hace años a formar parte de la plantilla de la Sociedad Anónima La Patena, subcontrata de la Diócesis de la Pulchra Leonina que dirige un sobrino carnal del señor Obispo.<br /> Ahora bien, durante el transcurso de su trabajo en el turno de noche, Atanasio se queda solo muchas veces bajo las bóvedas góticas. En esos momentos maravillosos sonríe de oreja a oreja, tira a un lado la mopa y, tras pronunciar en susurros un conjuro ininteligible, se pone a levitar entre los arcos y las ojivas. Recorre volando las vidrieras y los capiteles más altos, aquellos que nadie, desde su construcción, tuvo jamás tan cerca de las manos y de los ojos. Se columpia en las narices de las gárgolas de clara piedra y, regocijado como un druida niño, revolotea por las galerías y ejecuta cabriolas bajo la cúpula del crucero al son de la música (céltica, claro) que sale de los auriculares de su ipod. Y se siente más druida que nunca, más druida que todos los druidas que en el mundo han sido.<br /> Son sólo unos segundos de felicidad. En cuanto percibe los pasos del vigilante, Atanasio aterriza sobre el enlosado, agarra la mopa y continúa con sus tareas de limpieza, pensando ya en la noche siguiente.<br /> Tal es su secreto, que transmitirá a su descendiente mejor dotado para la magia -y para la limpieza y el mantenimiento-, a fin de que su estirpe de druidas alcance el fin de los tiempos sin tener que morirse de aburrimiento por el camino. "<br /><br /><br /><br /><br /><br /></b></span></span>Ameliahttp://www.blogger.com/profile/07257081778598532225noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2478569761645683060.post-59093436403178912082016-02-04T21:07:00.000+01:002016-02-04T21:09:54.284+01:00Peter Pan de Ponferrada<span style="color: #990000;"><span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><b>Pero dejemos un rato a Batman Migueláñez, motero de Parla, entregado a la búsqueda de la mítica tortilla de la señora Venancia. Ël volverá, siempre vuelve. De alguna manera extraña aparece y desaparece de lo que escribo cada cierto tiempo, y la verdad, ya llevamos algún añito juntos. Incluso se vino al Camino de Santiago, pero de esto hablaremos otro día.</b></span></span></span><br />
<span style="color: #990000;"><span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><b>Profundicemos en Alejo, el Peter Pan de Ponferrada. Alejo lleva una sirena tatuada en el culo. Esto le convierte en un caballero poco menos que templario, pero al servicio de las damas, nada de Cruzadas y esas violencias. Ahora bien, la cosa no siempre fue así. Alejo tardó digamos en arrancarse. ¿Por qué, siendo guapo y riquillo local? Pronto lo sabremos todo.</b></span></span></span><br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRanjbtBssPItrAyRPSz9AwAGzAEQuqJWjz0f_Y8vmD3xqgEmFFrLzWMo-KQmTga1ygo-2g_okuQvdpb3ANA0YxxMAACM9kuKyWuDgsjkp2DRW3vpZNCvPSVxKn-z5YnlL7HHrek2Rw28/s1600/404740_2824394842030_1350381919_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="284" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRanjbtBssPItrAyRPSz9AwAGzAEQuqJWjz0f_Y8vmD3xqgEmFFrLzWMo-KQmTga1ygo-2g_okuQvdpb3ANA0YxxMAACM9kuKyWuDgsjkp2DRW3vpZNCvPSVxKn-z5YnlL7HHrek2Rw28/s320/404740_2824394842030_1350381919_n.jpg" width="320" /></a></b></span></span></div>
<br />
<br />
<span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><b><br /></b></span></span>
<span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><b>"El día de su Primera Comunión, Alejo, niño de Ponferrada, se puso muy malito. Los nervios, así como una monstruosa cantidad de pestiños que su abuela había preparado la tarde antes, y de los que él se atiborró a escondidas en la culpable oscuridad de la noche, le volvieron las tripas del revés. Nada más recibir el cuerpo de Cristo, tuvo que salir corriendo a refugiarse en la sacristía.<br />La iglesia abarrotada contempló su huida con estupefacción. El cura, que le siguió a toda prisa, le encontró medio escondido en un rincón detrás de una cortina: estaba vomitando.</b></span></span><br />
<span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><b><br />-Alejito ha vomitado al Señor-explicaría después el sacerdote a la familia-.Lo he visto yo mismo con estos ojos. Yo no quiero decir nada de que le posea el Maligno o cosa semejante, Dios me libre, pobre criatura. Ahora, lo que sí está claro es que nunca atravesará las puertas de la infancia ni se hará mayor, porque su Primera Comunión no vale. </b></span></span><br />
<span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><b><br />-¡Pobre mío, pobre mío!-clamó su abuela, la de los pestiños-. Y no se echará novia ni se casará, ni nada de nada.</b></span></span><br />
<span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><b><br />Alejo, que escuchaba atento la conversación, comprendió que sobre él había caído la maldición del celibato: ni su gallardía, ni su buen carácter, ni sus buenas notas del cole lograrian que mujer alguna se fijara en él. Y este destino ya no lo torcía ni el Tato. Pensó: "si mi Primera Comunión no vale porque he vomitado al Señor, seré un Peter Pan de Ponferrada; no creceré nunca jamás. No me casaré con la Julie Christie, mi ídolo, ni siquiera con Karina, mi segundo ídolo. ¡Vaya la que he liado por comer pestiños!"</b></span></span><br />
<span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><b><br />Con el paso de los años, los hechos fueron confirmando su destino. Como niño eterno que era, se quedó en casa de sus padres hasta bien entrados los cuarenta, no trabajó más que echando una mano a papá en la farmacia por las tardes, y no conoció mujer, primero porque las ponferradinas no eran mucho de darse a conocer aquella temporada, y segundo porque él mismo se retraía, consciente de su maldición.</b></span></span><br />
<span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><b><br />Así, hasta que en el año 2002 se conectó a internet.</b></span></span><br />
<span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><b><br />Resultó para él el mejor invento del mundo. En los chats de ligue no debían funcionar las maldiciones porque Alejo, con su nick PeterPonfe, arrasó entre las féminas. Era aparecer conectado y lloverle los privados, muchos con invitaciones descaradas y charlas libidinosas, que él, sin embargo, nunca permitió que salieran del cibermundo. Nunca, al menos, hasta que chateó por primera vez con Julie_Christie. No con la Julie Christie de verdad, obviamente, sino con una joven astorgana que se había colocado este alias después de haber visto en la tele Doctor Zhivago. Aquí Alejito se quedó pillado, enamorado como el colegial que por dentro era y dispuesto a conocer en persona a la muchacha, célibe como él, además de tierna, dulce y candorosa cual una flor de invernadero.</b></span></span><br />
<span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><b><br />Lleno de temores infantiles pero dispuesto a vivir el amor, Alejo cogió una buena tarde el autobús de línea y se plantó en Astorga. Habían quedado en el centro de la Plaza Mayor y allí se colocó el joven, muy elegante con su traje nuevo y muy atento a su alrededor, no fuera a ser que no le reconociera su amada. El corazón le latía a mil por hora. Casi no podía controlar su inquietud, y, de haber tenido a mano los pestiños de su abuela, allí mismo se hubiera pimplado por lo menos veinte.<br />Pero las maldiciones son poderosas. Transcurrió media hora, luego una hora entera, y nadie con las señas de la cibernovia apareció. </b></span></span><br />
<span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><b><br />A Alejo se le vino el alma a los pies y se le hizo cachitos contra los adoquines de la plaza. Después la pena se transformó en alarma, cuando comprobó que encima había extraviado la cartera. Por primera vez en su vida estaba solo y desamparado en una metrópoli extraña, sin saber qué hacer ni adónde ir. Sintió que no quedaba esperanza en el mundo, que aquello era el fin, que su mala fortuna le había derrotado.</b></span></span><br />
<span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><b><br />-¿Qué haces ahí parado, galán?-dijo una voz de mujer a su espalda-Te llevo observando un rato desde el bar y parece que te hayas perdido, aunque mayorcito ya eres para andar perdiéndote. Si quieres te voceamos por la megafonía del ayuntamiento, a ver si alguien te viene a buscar.</b></span></span><br />
<span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><b><br />Alejo vio a una mujer ya un poco entrada en años, muy maquillada, con una larga melena rubia teñida, unas botas con estampado de leopardo y un cigarrillo que humeaba entre sus dedos de uñas rojas y kilométricas.</b></span></span><br />
<span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><b><br />-Señora, no se ría de mí, por favor-le dijo-.Es que he quedado aquí con alguien que me ha dado plantón y para colmo he perdido la cartera. No tengo ni un duro, voy indocumentado. ¿Usted sería tan amable de dejarme telefonear a mis padres para que vengan a recogerme?</b></span></span><br />
<span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><b><br />La mujer se echó a reir agitando la melena como en un anuncio de champú. </b></span></span><br />
<span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><b><br />-Anda, buen mozo, vente conmigo-le dijo, cogiéndose de su brazo-, que te voy a invitar a un vinito en la taberna y me vas contando lo del plantón ese que te han dado. Me puedes llamar Karina, así me conocen todos. Ya avisaremos a tus papás más tarde, tú no te preocupes de nada, primor. </b></span></span><br />
<span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><b><br />Así fue como Alejo, sentado con Karina ante la mesa de una taberna, le relató no sólo su aventura internáutica, sino su vida entera desde que fue maldito. Ella le escuchó con atención y le metió mano con disimulo entre vino y vino, hasta que a Alejo le pareció que la vida se estaba mostrando muy amable y que allí, en Astorga, las maldiciones no debían gozar de tanto poder, ni muchísimo menos, como en su Ponferrada natal.</b></span></span><br />
<span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><b><br />-Y eso de la maldición del celibato te lo desactivo yo en un plisplás-aseguró Karina-. Lo único que tienes que hacer es venirte a mi casa, que, mira, ya está cayendo la noche y no son horas de andar vagando por esos mundos. Verás, yo soy tatuadora profesional, propietaria del Wendy Tattoo, establecimiento que heredé de mi abuela. El remedio que voy a aplicarte, entre otros, es tatuarte en el trasero una sirena, que me quedan muy chulas. Te la pondré en la nalga izquierda, la del corazón, y no te haré apenas daño, sólo lo imprescindible. Contra las sirenas que yo tatúo no pueden nada los curas, ni las abuelas, ni los pestiños, ni las cibernovias. Así que venga, vámonos a cenar y después ya pensamos qué se nos ocurre para pasar un rato entretenido.</b></span></span><br />
<span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><b><br />De esta manera, según relatan las crónicas, Alejo, el Peter Pan de Ponferrada, entró por fin en la edad adulta, con conocimiento carnal y sirena tatuada incluídos. Cuando regresó a su ciudad ya no era el mismo que saliera de allí. Parecía hasta más alto y fornido, incluso se había quitado la corbata y desabrochado dos botones del cuello de la camisa. </b></span></span><br />
<br />
<span style="font-size: large;"><span style="color: #660000;"><b>Un dolor ya casi imperceptible en su nalga izquierda, la del corazón, le recordaba que una sirena le acompañaba para siempre, que la maldición había muerto y que se abría ante él un mundo entero de posibilidades que estaba deseando explorar."</b></span></span>Ameliahttp://www.blogger.com/profile/07257081778598532225noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2478569761645683060.post-74819956843429014472016-02-01T21:33:00.001+01:002016-02-01T21:33:20.714+01:00En ocasiones bebo patxarán<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;">Sin otro motivo que el deseo de tomar algo dulce. Una copita me basta para dar una cabezada sobre mi cojín rojo.</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"> Sueño nada más cerrar los ojos: soy una de esas <a href="http://drawpaintprint.tumblr.com/post/34498780275/francisco-goya-volav%C3%A9runt-they-have-flown" target="_blank">brujas voladoras que pintaba Goya</a>. "Volaverunt" llevo escrito en la frente, pero no voy en traje de goyesca, yo con el chandal de estar en casa, mucho más cómoda y más moderna.</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"> Soy un dron de carne y hueso, tumbada boca arriba. </span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;">El techo se va acercando. Cuando llego me convierto en una pintura al fresco, vienen especialistas y me analizan. Se marchan defraudados, no sin haberse bebido todas las cervezas de la nevera.</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;">Me despierto. Paca se ha apoltronado encima de mi tripa, hecha un reguño. Me mira, dice miá y se da media vuelta para seguir durmiendo. </span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;">Creo que todo esto tiene algo que ver con Kafka, pero pasa en Carabanchel y entonces la cosa lleva menos tragedia. O no.</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;">Seguimos.</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br /></span></b></span>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEivXqLTXVooyKslxAoovCRPI_DqeZnMov2TrddsT67JUIXgCE4ng4CiS4J-ChPWefTe3efWfghJXS9L33Eb-UX2Fu89HFNZzaL6wcp40TcffBUcGUfHKv8dIPJjk9TANf7o-beBYrvJo58/s1600/485547_10202499009809535_436998720_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEivXqLTXVooyKslxAoovCRPI_DqeZnMov2TrddsT67JUIXgCE4ng4CiS4J-ChPWefTe3efWfghJXS9L33Eb-UX2Fu89HFNZzaL6wcp40TcffBUcGUfHKv8dIPJjk9TANf7o-beBYrvJo58/s320/485547_10202499009809535_436998720_n.jpg" width="320" /></a></span></b></span></div>
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br /></span></b></span>
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br /></span></b></span>
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;">"...-Yo por mí vale-dijo la Fanny-. Un entretenimiento tampoco viene mal cuando una se pasa la vida estudiando canto. Pero déjate de casorios, ¿eh?</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br />-Hum, esto es muy irregular-dijo el Señor de los Sisones-. No sé qué responder a tu propuesta... Nunca se había dado un caso así en la Historia de la Isla Gregoriana. </span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br />-Dése cuenta-dijo Baldomero- de que yo soy muy mañoso y lo mismo le preparo unas migas con chorizo que le arreglo todas las cañerías de la Isla. Esas cosas siempre se descuidan mucho en los lugares mágicos, lo sé yo de muy buena tinta, que tuve un antepasado que trabajó de tapicero en Camelot. Tapizaba sillas, sillones, butacas, mecedoras, descalzadoras y todo tipo de muebles que tenga en mal estado, señora... Uy, perdón, me he dejado llevar por la poesía pregonera. El caso es que no ha habido posaderas más agradecidas que las de los Caballeros de la Tabla Redonda, que nombraron a mi antepasado Aposentador Real... En fin, no quiero extenderme sobre el tema de mi árbol genealógico, el caso es que le puedo dejar las infraestructuras como la patena, si usted quisiera aceptar el régimen de visitas que le propongo. </span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br />-Está bien, está bien. Pero con dos condiciones: una es que cuando yo me halle presente guardes absoluto silencio y no des la brasa con esas historietas que cuentas, que no te las crees ni tú.</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br />-¡Hecho!-aplaudió el camionero.</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br />-Y la otra es que quiero comerme una tortilla preparada por la señora Venancia, la mujer más anciana del pueblo. Desde que dejé Villalpando no he vuelto a probarlas y nada he echado tanto de menos en estos años. Tenía la señora Venancia una gallina, la Pikituerta, que ponía huevos mejores que si fueran de oro. Imagino que la gallina ya no existe, pero a lo mejor dejó tras de sí una estirpe avícola en cuyos genes permanecerán aquellas yemas y claras exquisitas, que dieron un sentido nuevo y trascendieron el concepto tortilla hasta convertirlo en ambrosía digna de la divinidad.</span></b></span><br />
<br />
<br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;">-No se preocupe, que yo hago un viaje con la moto y le traigo su tortilla. Encima de esa piedra misma se la dejo-dijo Batman-, pero también tengo mi condición y es que me dejen ustedes tranquilo con sus historias, que yo tengo que seguir mi camino, de manera que aquí nos despedimos y hasta más ver.</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br />Quedaron todos de acuerdo en las condiciones y dijero adiós a Batman, que no quiso intercambiar números de teléfono con el camionero y con Fanny, pero sí direcciones de email. Así, si a Baldomero le daba por ponerse pesado, con meterle en la lista del spam, listo.</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br />Respecto al Señor de los Sisones, todos sospecharon que, por no tener, no tenía ni facebook, de modo que el tema de su dirección electrónica ni siquiera se mencionó.</span></b></span><br />
<br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;">Y, como era fin de semana y tocaba visita de Baldomero, la primera de ellas, se metieron los tres por detrás de unos cañaverales y alli desaparecieron como si se los hubiera tragado la tierra con caballo, capa, lentejuelas y todo. </span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br />Nada más llegar a Villalpando, Batman recibió un correo electrónico en su móvil. Decía:</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"> "Un amigo mío de la mili, llamado Recaredo, perdió el anillo que le había dado su novia pescando truchas en el Sil. Aquella noche se durmió lloroso y acongojado, y eso que había pescado casi mil kilos de truchas, En sueños se le apareció el santo de su pueblo vestido de teniente coronel capellán castrense y le mandó hacerse un tatuaje con el nombre de la chica seguido de un para siempre o cosa parecida. Por venir el mandato de tan altas instancias, lo cumplió. Cuando se lo enseñó a la novia, muy bien escrito sobre su nalga izquierda, la del corazón, ella se puso oronda de puro gusto. Luego le contó que no encontraba el anillo, así como sin darle importancia, pero, claro, ella ya no se pudo enfadar, impactada como estaba por el tatuaje. Agradecido al santo de su pueblo, mi amigo se hizo tatuador voluntario. Tiene el taller en Astorga, al pie de la muralla. Dile que vas de mi parte y te hará rebaja. Besitos, Baldomero."</span></b></span>Ameliahttp://www.blogger.com/profile/07257081778598532225noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2478569761645683060.post-31977053973139862052016-01-28T21:03:00.002+01:002016-01-28T21:12:06.198+01:00En los humedales<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"> Después de arduas investigaciones en los anales de Castilla y León he sabido que sí: la vampiresa del bar se llevó al joven al huerto. Es una bella y libidinosa historia que comenzó en Astorga. No la narraré ahora, sólo adelanto que el joven lleva por nombre Alejo, tiene una farmacia en Ponferrada y de pequeño vomitó a Dios el día de su Primera Comunión. ¿Por qué vomitó a Dios el pequeño Alejo? ¿Acaso era un niño endemoniado? Bueno, más bien se trató de un asunto de pestiños. ¿Pestiños endemoniados? Puede ser, pronto se sabrá todo.</span></span><br />
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;">Ahora volvamos a los humedales de Villafáfila,</span></span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-VJAGicWmU6i9pWq7W3RpBwTybItNIK7bqSapOYjRWHzqN7EfGkYjVmGLvX7yEiTBFUejBCKxSsPnB_XT5FqgBC3uWhOp8w2v4ZVHbo6L7jRMvsmgbhilZKsrWnmWUNVJmk9HF_f8Lq8/s1600/8569847636_16de3fb35f_o.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="292" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-VJAGicWmU6i9pWq7W3RpBwTybItNIK7bqSapOYjRWHzqN7EfGkYjVmGLvX7yEiTBFUejBCKxSsPnB_XT5FqgBC3uWhOp8w2v4ZVHbo6L7jRMvsmgbhilZKsrWnmWUNVJmk9HF_f8Lq8/s320/8569847636_16de3fb35f_o.jpg" width="320" /></a></span></span></div>
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"> con Batman Migueláñez y sus amigos: </span></span><br />
<span style="color: #660000;"><br /></span>
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;">"...Baldomero empezó a dar saltos de alegría. Con gran devoción se acercó a besar los pies de su amada, quien le correspondió con unos cariñosos golpecitos en la coronilla.</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br />-Baldomero querido-dijo la cantante-, yo te tengo en gran estima, pero si te soy sincera quiero más a mi arte. Es por eso que nunca he accedido a casarme contigo, ya que veo dificultosa la conciliación de la vida familiar y laboral. Y ahora se me presenta la oportunidad de aprender de este extraordinario maestro del canto, que un día fue petardo insoportable como yo y que sin embargo fíjate cómo canta ahora. Además, si soy buena discípula, algún día llegaré a reinar en la Isla Gregoriana como Señora de los Sisones. Y la Isla Gregoriana es muy bonita, Baldo, maravillosa. La pueblan pájaros de todas las especies cuyos trinos armoniosos nos despiertan al amanecer y luego nos acompañan en diversos momentos del día. Vivimos en cabañas construídas sobre las ramas de los árboles, como la de Tarzán pero con decoración más lujosa y muebles de diseño vintage. Todo es paz y armonía y nadie te tira tomates.</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br />-Pero Fanny, ¿cómo vas a renunciar al mundo y a tu público, que tanto te quiere? ¿Y cómo voy a dejar yo de verte y de darte la matraca para que me aceptes como marido? Si me dejas, ¿qué sentido tendrá ya mi vida? Sólo me quedarán el volante y la soledad de la autopista en la noche. Y las canciones de la cadena dial en la radio, que tanto me recordarán a ti y tanto me harán añorarte.</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br />Una queja brotó entonces del pecho del camionero, un gemido hondo como su amor por la Fanny, sentido como una copla en el quicio de una puerta.</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br /> Transcurrieron unos segundos de silencio. Luego pasó la guardia civil motorizada, pero no pareció reparar en la presencia de ninguno, como si no los vieran.</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br />-Es la magia de Villafáfila, una ramificación menor de la magia de la Isla Gregoriana, que en realidad se encuentra aquí mismo pero en otra dimensión-explicó el Señor de los Sisones.</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br />Batman, aburridísimo de tanta pamplina, comprobó si tenía cobertura en el móvil, por hacer algo. No tenía, pero la pantalla mostraba el aviso de un mensaje, seguramente llegado mientras él conducía desde Villalpando. Era de Aurori y le recordaba que no perdiera el anillo ni se lo entregara a nadie. Batman se sintió muy abrumado por la culpa.</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br />-¿Qué te pasa a ti?-le preguntó el Señor de los Sisones, al ver su gesto amargo.</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br />-Pues mire, no es que le interese, pero yo también tengo novia, o algo parecido, y he perdido el anillo de compromiso del que me hizo entrega. Para más señas, se lo he dado a un bruja y lo he hecho porque soy un blando. Y encima mi novia es lanzadora de cuchillos, con que a las Pascuas no llego, no le digo más.</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br />El Señor de los Sisones dejó sonar sus carcajadas cavernosas de nuevo. En esta ocasión le corearon algunas grullas que miraban la escena sostenidas sobre una sola pata. Batman se sintió ofendidísmo por tanto pitorreo. A él le habían metido en esa historia sin comerlo ni beberlo y desde luego ninguno de aquellos esperpentos tenía derecho a reirse de sus problemas personales. Pensó en su madre, la Alakrana de Humanejos, y deseó que estuviera allí con sus llaves de kung fu y su katana. Se iban a acabar rápido las tonterías.</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br />-Me parece que me voy a marchar, que se me hace tarde-dijo.</span></b></span><br />
<span style="color: #660000;"><b><span style="font-size: large;"><br />-¡Oh, por favor!-suplicó Baldomero-Aguarda sólo unos minutos más, que yo tengo una solución para ti. Ante todo, Señor de los Sisones, ya me conformaría yo con poder visitar a la Fanny los fines de semana alternos, si es que usted fuera tan amable de abrirme la puerta dimensional de la Isla Gregoriana para este fin. Y si la Fanny lo permite, claro..."</span></b></span>Ameliahttp://www.blogger.com/profile/07257081778598532225noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2478569761645683060.post-58807123050863548992016-01-04T00:06:00.000+01:002016-01-04T00:39:06.937+01:00Grandes hazañas suceden por amor<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="color: #783f04;"><span style="font-size: large;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZ3reLaMMsjE8V07SeACeSnTvNI3kKin8XnEKIm3MQq24A5WjP8dCXfzFCJwKvNHMyTvVomMSjVT-hQolXMFSC8pu-TndiqqEbA03M0UfTKBKikPB7mik_mc1UbFU20wF7I3GzVJFSKdE/s1600/11164826_10205227784547198_3797616998348994145_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZ3reLaMMsjE8V07SeACeSnTvNI3kKin8XnEKIm3MQq24A5WjP8dCXfzFCJwKvNHMyTvVomMSjVT-hQolXMFSC8pu-TndiqqEbA03M0UfTKBKikPB7mik_mc1UbFU20wF7I3GzVJFSKdE/s320/11164826_10205227784547198_3797616998348994145_n.jpg" width="320" /></a></span></span></div>
<span style="color: #783f04;"><br /></span>
<span style="color: #783f04;"><span style="font-size: large;">Por amor (o lo que sea eso que escuece) se perpetran las mayores borricadas. La gente se tira por las ventanas o se da a la droga sin descafeinar; incluso se le retira el saludo al prójimo o se le mienta a su señora madre. Asuntos espinosos todos ellos, bastante desagradables.</span></span><br />
<span style="color: #783f04;"><span style="font-size: large;">También se llevan a cabo hazañas portentosas que luego salen en las películas, como el rapto de Elena y posterior asedio de Troya, por ejemplo. </span></span><br />
<span style="color: #783f04;"><span style="font-size: large;">O se firma una hipoteca, o se tiñe uno el pelo.</span></span><br />
<span style="color: #783f04;"><span style="font-size: large;">Siempre turbulencias que agitan las vidas más allá de lo que es prudente y recomendado por la OMS..</span></span><br />
<span style="color: #783f04;"><span style="font-size: large;">Al menos así ha sido hasta 2015. A lo mejor ahora que ha empezado otro año resulta que existe una pastilla nueva que te la tomas y se te olvida quién era esa persona y qué tenía que ver contigo, igual que se me olvida a mí qué iba yo a buscar a la cocina cuando estoy en la cocina.</span></span><br />
<span style="color: #783f04;"><span style="font-size: large;">¿Se llevaría al huerto la vampiresa del bar de Villalpando al jovenzuelo que la acompañba? Venga, vamos a pensar que sí, y otro día ya pensaremos qué fue de ellos, y si se tomaron la pastilla del olvido o no.</span></span><br />
<span style="color: #783f04;"><span style="font-size: large;">Volvamos con Migueláñez, Baldomero, Fanny y todos los demás...</span></span><br />
<span style="color: #783f04;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span>
<span style="color: #783f04;"><span style="font-size: large;"><b>"La mitad de la noche se la pasó Batman escuchando los lamentos de Baldomero y dándole palmaditas en la espalda. Al empezar la otra mitad, se fue a dormir. La insinuación del camionero para que fueran los dos a rescatar a Fanny cuanto antes resultó excesiva para él, que acumulaba ya mucho cansancio. Prometió al hombre que saldrían hacia las lagunas de Villafáfila apenas rayara el día y se retiró al hostal.<br />Tuvo el sueño agitado. Se vio en Parla, en el disco pub Meneos -donde solía acudir a tomarse algo con sus amigos-, rodeado de una especie de patos gigantes que le miraban con la misma expresión escalofriante que las ovejas del pueblo sin nombre. Luego se vio de copiloto en un camión de color rosa. La conductora era la bruja del bosque.<br />-Casi todas las locuras se hacen por amor. O lo que sea eso que escuece tanto- le decía ella, y el anillo de latón de Aurori brillaba en su dedo mientras agarraba el volante con fuerza hasta ponerse morados los nudillos.<br />Le despertaron los porrazos de Baldomero en la puerta de la habitación. Batman deseó martarle, pero hizo acopio de paciencia, se levantó y abrió.<br />-¡Vamos, vamos, que ya sale el sol!-gritó el camionero como un loco.<br />-¿Y por qué no avisamos a la guardia civil y que se encarguen ellos, que para eso pagamos impuestos?-bostezó Batman.<br />-Ya lo saben todo, ya, pero no me fío. Hala, tómese este termo de café y estos bollos de anís, que tenemos que rescatar a la Fanny cuanto antes.<br />Más que café lo del termo era un brebaje atómico que espabiló al motero en un segundo. Luego el viento de la carretera terminó de despertarle, y eso que llegaron en un periquete a las lagunas de Villafáfila. En el paraje no vieron a la Fanny ni a los sisones, sólo las aguas tranquilas, en las que se reflejaba el sol del amanecer, y algunos patos que los miraron con curiosidad.<br />-La señora Venancia, que es la más vieja del pueblo, me dijo que diéramos cuatro voces al llegar aquí y esperásemos a ver quién venía.-informó el camionero y procedió, pero no sucedió nada, sólo que asustaron a los patos.<br />Transcurrieron unos minutos de silencio incómodo. En el ánimo de Migueláñez aún pesaba no poca inquina hacia Baldomero por el madrugón. El otro sacó una petaca con picadura y unos papelillos y se puso a liar un cigarro, que luego le ofreció con cara de no haber roto un plato.<br />-No, gracias, no fumo.<br />-Haces bien, si me permites que te tutee. Yo tenía un compañero al que le metieron droga en la picadura y entonces tuvo una visión profética en la que salía el día después del Apocalipsis. Y tú me dirás, pues ese día poca gente se vería por la calle. Y te equivocas, porque había los mismos y haciendo lo mismo. Sólo que el mobiliario urbano estaba un poco más deteriorado y en las esquinas había ángeles y arcángeles que te pedían la documentación. ¿Al que les parecía malo se lo llevaban palante?, me preguntarás tú: puede ser, ahí mi compañero no se terminaba de aclarar... <br />En ese momento vieron aproximarse a un gallardo jinete que sorteaba los humedales con su caballo tordo. Baldomero se quedó callado por fin. El jinete se detuvo y pudieron ver que su cara era de viejo, pero atléticos su cuerpo y su estampa. Un gran capote oscuro caía majestuoso sobre su espalda y sobre las ancas de la montura, como en un retrato ecuestre del siglo XVII. Se paró, los miró a los dos de arriba abajo con no poca autoridad y dijo:<br />-Así que habéis venido a buscar a esa moza que canta como los demonios. ¿Y para qué la queréis, si es preferible tenerla cuanto más lejos mejor?<br />-¡Señor caballista!-se indignó Baldomero-¡Haga el favor de no decir esas cosas de mi Fanny, que es la mujer de mi vida y la futura madre de mis hijos! <br />-Pobres criaturas cuando les cante nanas para dormir-dijo el jinete, y se echó a reir con voz cavernosa.<br />-¡Uy, pero qué mala es la envidia!-respondió Baldomero.<br />-Bueno, a lo que íbamos. Yo soy conocido en el mundo mágico como el Señor de los Sisones. Antaño fui cura en Villalpando y entonces, corrían los años cincuenta, yo también cantaba muy mal. El anterior Señor de los Sisones, un alcalde que en 1933 había cogido la mala costumbre de cantar los bandos desde el balcón del ayuntamiento día sí y día también, me envió a sus criaturas una noche de viernes santo. Éstas me cogieron en volandas y me trajeron por los aires hasta la Isla Gregoriana, donde entre todos, pájaros y ex-alcalde, me enseñaron a cantar como es debido.<br />Para demostrarlo, el jinete tomó aire y entonó un aria de Puccini con un chorro de voz tal que todas las camelias de la comarca florecieron antes de tiempo. <br />Cuanto terminó, Batman no pudo menos que aplaudir a rabiar y gritar bravo. Baldomero, en cambio, consideró que aquello no era para tanto y que su Fanny lo hacía muchísimo mejor. Se quedó callado y con las manos metidas en los bolsillos. <br />-Cada vez que canto-continuó el Señor de los Sisones-, el cielo se vuelve más azul, la naturaleza se despierta de su letargo, los hombres y las mujeres se sienten más felices y las moléculas del agua se ordenan formando estrellas de belleza inimaginable. Así que ya comprenderéis que, si bien al principio de mi rapto anduve mohíno y cabizbajo un tiempo, en cuanto empezaron a aprovecharme las clases de canto no pude estarles más agradecido a las aves y a don Petronio, mi maestro.<br />-Ya-interrumpió Baldomero-,muy bonito todo, pero nosotros hemos venido a llevarnos a la Fanny y no nos vamos de aquí sin ella. Y le prevengo que hemos avisado a la Guardia Civil, así que usted verá.<br />-Una pérdida de tiempo ese aviso. La Isla Gregoriana es invisible, no aparece en los navegadores ni en el google earth. Sólo yo conozco el camino y sólo yo os conduciré a ella si lo estimo oportuno. Pero ante todo escuchad mi propuesta: el anterior Señor de los Sisones, el alcalde don Petronio, falleció hace un par de años y me dejó a mí, su discípulo, en el cargo. Esta es la costumbre inmemorial que rige nuestra Orden Secreta. Y es muy importante que se perpetúe, ya que,según aparece escrito en antiquísimos pergaminos que tengo yo guardados en un arcón debajo de mi cama, el día en que no haya Señor de los Sisones estas lagunas se secarán para siempre y calamidades infinitas caerán sobre todas las localidades de los contornos.<br />-A mí me da igual todo eso-se obstinó Baldomero-, yo quiero a mi Fanny.<br />-Pero hombre-intervino Batman-, si la van a enseñar a cantar como este señor, déjasela un poco y que aprenda, que el saber no ocupa lugar. Si total no quería casarse contigo ni a tiros.<br />-¡De ninguna manera! Ya la convenceré yo del casamiento, eso ni que decir tiene. <br />-¿Y si le preguntamos a ella?-dijo el Señor de los Sisones, y en ese momento apartó la gran capa negra que le cubría la espalda y apareció allí la misma Fanny, sentada a la grupa, con su vestidito de lentejuelas y todo..."</b></span></span>Ameliahttp://www.blogger.com/profile/07257081778598532225noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2478569761645683060.post-65881387650339542712016-01-02T22:05:00.001+01:002016-01-02T22:29:35.419+01:00Escrito el uno de enero en un bar<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="color: black;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEheE9VuJHOg09qGYarnCUYoVhJBhy6HIjwiXa-sXvNOl1ueoEEloRWToz6_VvEzBmT1PGG4eroXP2E1fl_7_uiaK0sobHwoyiSFrLFVvQ1hJGtcEN03F_WIbN03Qmmzz4w11PczOqk9CcI/s1600/10441237_10206706477073587_4183619482995972862_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="251" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEheE9VuJHOg09qGYarnCUYoVhJBhy6HIjwiXa-sXvNOl1ueoEEloRWToz6_VvEzBmT1PGG4eroXP2E1fl_7_uiaK0sobHwoyiSFrLFVvQ1hJGtcEN03F_WIbN03Qmmzz4w11PczOqk9CcI/s400/10441237_10206706477073587_4183619482995972862_n.jpg" width="400" /></a></span></div>
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<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;">Día primero de 2016.</span></span><br />
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;">Después de muchos kilómetros recorridos, algunos de ellos sobre infectos barrizales no quieran saber por qué, sentada en un café de la Plaza Mayor de Villalpando, ha de acudir por fuerza a mi memoria la vez aquella en que los <a href="http://birdingzamora.blogspot.com.es/2012/12/02122012-sisones-y-pinzones-reales-en.html" target="_blank">sisones de Villafáfila</a> arrebataron en volandas a la cantante Fanny.</span></span><br />
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;">Diría que la mujer que ahora flirtea en la mesa de al lado con un joven que podría ser su hijo, o quién sabe si su sobrino nieto, comparte genes con Fanny. Esa misma melena rubio platino, esos labios en fucsia pasión, ese gesto de la mano de uñas kilométricas que remite a un cigarrillo invisible, a una humareda de mujer fatal, desmemoriada y ojerosa; incluso sus botas de estampado de leopardo, todo en ella me recuerda a la peor cantante de la Historia, conocida de Batman Migueláñez y musa del camionero Baldomero.</span></span><br />
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;">Pero pronto se sabrá todo. O no. Sea como sea, así comienza el episodio:</span></span><br />
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span>
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b>"Migueláñez ocupó una habitación en el hostal La Pajarita de Villalpando, un sitio apañado y económico que le recordó un poco al establecimiento hostelero de su novia Aurori. Después dejó la moto a buen recaudo y se marchó a dar una vuelta por el pueblo, que al parecer celebraba las fiestas patronales. </b></span></span><br />
<span style="color: #660000;"><span style="font-size: large;"><b>Había una verbena muy animada en la Plaza Mayor, amenizada por el conjunto músico-vocal moderno Las Estrellas Fugaces. Batman pasó un buen rato mirando todo desde los soportales, mientras se tomaba unas latas de cerveza y dejaba discurrir sus pensamientos, nada halgüeños, hacia ese momento futuro en que se volvería a encontrar con Aurori y tendría que explicarle por qué razón ya no llevaba puesto su anillo en el dedo.<br />-Disfrutemos el presente-se dijo el motero en voz alta.<br />Al instante, le sobresaltaron unos sollozos entrecortados procedentes de una callejuela vecina. Miró bien y descubrió a un hombretón alto y corpulento, con bigote poblado y barriga cervecera, que medio se ocultaba en el quicio de una puerta. <br />-¡Pero hombre!-exclamó Batman alarmado-¿Qué le pasa a usted? No llore así, que no será para tanto.<br />Un "ay, madre-ay, madre" repetido muchas veces fue la respuesta del otro. <br />-¿Quiere una birrita para pasar el disgusto? Mire, tengo aquí dos latas, una para usted y otra para mí-le ofreció Batman, que no sabía muy bien qué hacer con el doliente.<br />El otro negó con la cabeza y señaló, secándose las lágrimas con un pañuelo no muy limpio, hacia el escenario. Allí, una mozuela rubia platino, ligera de ropa, se contorneaba emitiendo sonidos guturales por la garganta.<br />-¡Si es que es una artista, una artista, más grande que la María Callas esa, se lo digo yo!-proclamó el lloroso, señalándo a la cantante como si admirara a un cometa que atravesara los cielos de Villalpando una vez cada quinientos años o más .<br />A Batman la chica le parecía más bien un petardo afónico forrado con lentejuelas, pero afirmó con la cabeza por educación., como diciendo: si, sí que es verdad, menudo pedazo de vocalista.<br />-Baldomero Matutes camionero de profesión, para servir a usted-dijo el triste, estrechando la mano del motero-.Se preguntará por qué lloro con tanto sentimiento, ¿verdad? Pues mire, la respuesta es bien sencilla: hace cosa de una hora le propuse casamiento a la Fanny, la cantante, y me ha dado calabazas. Y yo, mire usted, no me he podido aguantar, porque la Fanny es el amor de mi vida. Fíjese si la quiero que la voy siguiendo por los pueblos y me desvío de mi ruta con el camión, lo que me ha costado ya varios despidos en diferentes empresas del sector. Si me siguen contratando es porque de conducción sé lo mío, no se vaya a creer, y, cuando se me olvida la Fanny una temporada, soy un camionero excelente.<br />-Pero hombre, ¿cómo se pone usted así por unas calabazas de nada? ¡Pues anda que no hay peces en el mar!<br />Aquel fue el preciso instante en el que Fanny obsequió a Villalpando con una serie de gorgoritos indescriptibles a lo Shakira. Una cierta alarma empezó a cundir por la plaza. Un perrito aulló y dos recién nacidos arrancaron a llorar con desconsuelo.<br />-¿La oye, la oye?-se extasió Baldomero- ¡Es como si un ángel hubiera bajado del cielo!<br />-Sí, con la orden de no volver a subir nunca más...-murmuró Batman para sí.<br />-El caso es que, verá, yo estoy un poco sordo-continuó el camionero-, pero cuando ella canta se me abren las puertas de la percepción como a Jim Morrison, y es que la escucho divinamente. En fin, es muy lamentable que no me quiera como esposo, porque ningún otro en el mundo la haría más feliz.<br />Los intentos de la Fanny por imitar a Shakira no se quedaron en gorgoritos, sino que fueron aún más allá. De un caderazo tiró por los suelos al guitarra, que era bajito y algo escuchimizado. El músico aterrizó en los brazos de la señora alcaldesa con instrumento y todo, con lo que los murmullos de alarma se convirtieron en un clamor, en media plaza de indignación y en la otra media de aplausos.<br />-El pueblo se ve que está algo dividido-observó Batman, pero Baldomero le ignoró por completo y, secándose las lágrimas, se aproximó al escenario a grandes zancadas, al tiempo que se abría la camisa con gesto gallardo, lanzando al viento todos los botones.<br />Estupefacto, Batman le vio subirse a las tablas de un salto y ponerse a bailar danza del vientre con la Fanny. Cundió el regocijo, Villalpando olvidó su división y aclamó la estampa erótico-festiva como un solo hombre. <br />La noche hubiera terminado con gran jolgorio y risotadas, pero lo que ocurrió a continuación desató el pánico en la plaza. No terminaban de conjuntarse los dos danzarines cuando un estrépito todavía mayor que el de la música atravesó los cielos oscuros del pueblo. Batman vio una inmensa bandada de aves que ocultaba las estrellas como un nubarrón. Parecían patos y eran miles, tal vez millones, una masa de plumas que graznaba con furia apocalíptica y que obligó a todos a huir corriendo con la manos en los oídos. En medio de la confusión, el motero aún pudo divisar cómo los patos agarraban con sus picos a la Fanny y se la llevaban volando por los aires. Baldomero se aferró desesperado a los pies de la muchacha, pero los bichos eran demasiados y no pudo hacer nada. En cuestión de segundos, la cantante desapareció envuelta en aves acuáticas como si nunca hubiera existido, y un silencio sepulcral se instaló en Villalpando.<br />Sobre el escenario, Baldomero miraba con gesto de enajenado un zapato de tacón con lentejuelas, único resto que le quedaba de su amada.<br />-Son los sisones de Villafáfila-se oyó susurrar con temor a una anciana-. No venían por aquí desde que al cura aquel que cantaba tan mal se le escaparon dieciocho gallos seguidos en la procesión de la Semana Santa de 1955 ¡Ay, San Roque nos valga, pobre muchacha! El Baldomero ya no la verá nunca más..."<br />(continuará)<br />-<br /><br /> <br /><br /><br /><br />-</b></span></span><br />
<span style="color: #444444;"><br /></span>
Ameliahttp://www.blogger.com/profile/07257081778598532225noreply@blogger.com